Las Guerras Macedonicas - Parte 2 ⚔

Comienza la Guerra Social
Filipo V, era hijo de Demetrio II, que falleció cuando el futuro monarca tenía diez años (229 a. C.). Tras la muerte de Demetrio, el tío de Filipo ―Antígono III Dosón― administró el reino hasta su muerte (221 a. C.) Tras este fallecimiento, Filipo se convirtió ―a la edad de diecisiete años― en el monarca de uno de los reinos más grandes del Mediterráneo.
Poco después de los hechos narrados anteriormente Dorimaco y sus amigos llegaron a ocupar las más altas instancias del poder en Etolia, movieron así estos a una serie de operaciones bélicas y, sin preocuparse de ofender a diestra y siniestra, atacaron a los acarnanios intentando tomar la ciudad de Thyreum por sorpresa (fracasando) y aprobaron la realización de una incursión por las tierras de Megalópolis, en el Peloponeso, también fue capturado un barco macedonio siendo llevado a Naupactos en donde su tripulación fue esclavizada y, entre otras acciones más, atacaron las costas de Epiro con el apoyo de la flota de Cefalonia. Dorimaco y sus “secuaces” consiguieron el respaldo de toda Etolia en su empresa y recabaron la ayuda del ilirio Scerdilaidas, quien había recalado con una flota (navíos ligeros del tipo lembis) en Naupactos, quien les proporciono de esta manera los medios para cruzar el estrecho y pasar con un ejército al Peloponeso.

El primer ataque a gran escala de los etolios contra los mesenios llevo a los invasores a atravesar inopinadamente el territorio de la Liga Aquea camino de su objetivo, esta irrupción, no exenta de rapiñas y saqueos por parte de los auxiliares más indisciplinados de los etolios, llevo por fin a la ruptura abierta de las hostilidades entre ambas naciones. Sin perder más tiempo los aqueos pusieron en marcha la movilización de sus recursos y convocaron a sus aliados, consiguieron así el apoyo incondicional del joven Filipo V y con él todos los aliados de Macedonia: epirotas, tesalios, beocios, fócidos, acarnanios, etc., en el Peloponeso los mesenios evitaron comprometerse más de lo debido contentándose en defender sus fronteras y los espartanos que en un principio se inclinaron por los aqueos, pues estaban comprometidos por un tratado, aunque también sin entusiasmo. Entre tanto, los etolios, que se habían retirado ya a Elis tras atacar Mesenia, intentaron regresar a Etolia atravesando el golfo de Corinto, a lo que tuvieron que renunciar ya que el ejército aqueo, movilizado y unido a las tropas macedonias que ocupaban Corinto, amenazaba con atacarles por la espalda. Los etolios, cerrado el paso del estrecho, decidieron emprender el camino de casa por tierra, cruzando el Peloponeso y saliendo de él por el istmo de Corinto. Sorprendidos los aqueos con este arriesgado movimiento, unido a su más que deficiente mando militar, no solo no pudieron evitar la marcha del ejercito enemigo si no que fueron derrotados por estos en la batalla de Cafias después de esto, los etolios, ya sin oposición, saquearon las tierras Sición y Filus antes de desaparecer por Corinto (220 a. C.)

Poco después el joven rey Filipo V llego a la zona e inmediatamente se puso manos a la obra.

Por aquellos días se suscitó en la región un nuevo conflicto que vino a unirse a la creciente confusión en que se vivía. En Esparta, envuelta en conflictos continuos desde que Antígono les impusiera la república pocos años atrás, los éforos se debatían entre decidirse por la alianza con los etolios o con los macedonios, dos de los éforos estaban por la alianza con Filipo, los otros tres con los etolios. Los acontecimientos se precipitaron cuando Filipo V llego a Corinto, se produjo un tumulto, organizado por los éforos favorables a los etolios, y sus opositores fueron muertos. Inmediatamente se envió una delegación al rey macedonio para justificar la matanza realizada, el rey, con tan solo 17 años, recibió de sus consejeros opiniones dispares acerca de que se debía hacer con los espartanos lo mismo que había hecho Alejandro con los tebanos, al final prevaleció la opinión más sensata, dejar las cosas como estaban y tan solo exhortarles a mantener la alianza con Macedonia y los aqueos. Tras esto Filipo se reunió en Corinto con delegaciones de toda Grecia, allí se tomó la decisión de hacer la guerra a los etolios hasta hacerles devolver todo lo que estos habían conquistado desde la muerte de Demetrio el Etolio, padre de Filipo.

El joven Filipo ataca Etolia

Una vez decidida en Corinto la guerra contra los etolios Filipo regreso a Macedonia para realizar los preparativos pertinentes, en Etolia mientras tanto, elegido estratego el belicista Scopas, se decidió por emprender una rápida ofensiva aprovechando estos primeros compases del conflicto, mientras el propio rey macedonio se encontraba atareado en el norte reuniendo sus tropas.

Aprovecho mientras tanto Filipo su estancia en Macedonia para entrevistarse con el rey Scerdilaidas, éste, en principio alineado con los etolios, se había sentido engañado por ellos cuando no recibió los despojos conseguidos en los saqueos de las posesiones aqueas, así pues, no rechazo la oportunidad de unirse a los macedonios y, a cambio de una subvención anual, desplegó una flota de 30 navíos para hacer la guerra por mar.

Terminaba por entonces Filipo V el reclutamiento y preparación de sus fuerzas, con 10.000 falangistas macedonios, 800 jinetes y 5.000 auxiliares empezaría las operaciones, un ejército al que pronto se uniría un buen número de tropas aliadas. Emprendió ahora la marcha hacia el Epiro, en donde se le unieron los epirotas así como 300 honderos enviados por la Liga Aquea y otros 300 llegados de Creta, en ese momento reunió aproximadamente 25 o 30.000 hombres, un ejército sin rival por aquel entonces, de haber emprendido un ataque directo contra Etolia se dice que la habría abatido sin remisión, sin embargo los epirotas le suplicaron combatir primero para liberar la región de Ambracia, la conquista de ésta permitiría más tarde a los epirotas atacar con garantías la capital, Ambracia. Filipo V accedió a los deseos de sus aliados y sometió a la posición enemiga a un férreo asedio, a los 40 días, viendo los defensores que su causa estaba perdida entregaron la fortaleza a cambio de garantizar su propia retirada entregando la fortaleza a los epirotas. Se decidió Filipo ahora a cruzar hasta la otra orilla del Golfo, llegando así a Acarnania, en donde se le sumaron nuevos y leales aliados (2.000 infantes y 200 jinetes) emprendiendo luego un fuerte ataque contra la ciudad de Phytia que tomo a los dos días pactando de nuevo con su guarnición su libre retirada a cambio de la entrega de la ciudad, a los pocos días dio en los alrededores con una fuerza etolia de 500 hombres que se dirigía a Phytia a reforzar sus defensas, todos fueron muertos. Después de esto marcho contra Stratus a la que saqueo sus tierras, por aquellos días llegaron a su campamento embajadores aqueos solicitándole su intervención en el Peloponeso en donde llevaban los aqueos una desigual lucha contra sus muchos enemigos, Filipo, si bien no contesto en ese momento, vario sus planes y se dirigió hacia el sur, tomo Metrópolis (abandonada por sus defensores, que se refugiaron en la ciudadela) incendiándola y, atravesando el rió Arqueloo frente a Canope (no sin oposición de la caballería etolia) saqueo todas las tierras de ese lado del río y se dirigió luego aguas abajo encontrándose con la fortaleza de Itome, abandonada por sus defensores, la destruyo. Siguio su marcha hasta Oeniadae que también fue abandonada por los etolios (la ciudad no disponía de murallas), tras la conquista de esta ciudad reculo el rey macedonio y ataco las tierras de la Calidonia, conquistando al asalto la fortaleza de Elaea y saqueando a continuación las tierras de Calydon. Vuelto a Oeniadae decidió levantar en esta unas murallas a modo de defensa, apreciaba su situación estratégica y deseaba mantenerla en sus manos en lo sucesivo.

Movimientos de Filipo V durante su primera campaña contra la Liga Etolia 

Llegaron en ese momento noticias de Macedonia, los dárdanos, aprovechando la ausencia del rey, atacaron la frontera norte del reino, con presteza procedió Filipo a retirarse de Etolia por donde había venido para llegar cuanto antes a su país. Ocurriría aquí un hecho trascendental. En Acarnania se encontró con Demetrio de Faros quien, expulsado por los romanos de su reino, pidió ser acogido por el rey macedonio. Los aqueos recibieron entonces de Filipo la promesa de que acudiría al Peloponeso en cuanto solucionase el problema que le llamaba a su reino. 

Filipo V por primera vez en el Peloponeso 

La poderosa falange macedonia, en tiempos de Filipo V aun era el modelo de combate mas utilizado en el Mediterráneo, aunque durante la Guerra Social el monarca macedonio dio prioridad al uso de su infantería ligera y sus mercenarios. 

Mientras Filipo atacaba a la Liga Etolia, en el Peloponeso el acoso a los aqueos se hacía insostenible para estos, los eleos, comandados por el general etolio Eurípides, saqueaban el territorio que se extiende entre Dyme y Tritaea causando grandes daños y derrotando a una pequeña fuerza de defensa aquea cerca de Dyme. A resultas de estas incursiones cayo en poder de los etolios la fortaleza de Ticho, en una estratégica posición que además les proporciono un cierto prestigio. Las ciudades aqueas afectadas por estos ataques dirigieron a Arato peticiones de ayuda militar a las que éste no supo o pudo dar respuesta, en aquel entonces el estado aqueo no disponía de muchas tropas y la recluta de mercenarios parecía inviable en tanto todavía se estaban pagando las deudas contraídas con los soldados que participaron en la guerra de Cleómenes. Así pues, las ciudades se vieron obligadas a reclutar por sus propios medios mercenarios renunciando a su vez a continuar pagando a los aqueos su parte de los gastos comunes de la liga.

Tampoco se mantenía inactivo Licurgo de Esparta, que realizo un avance sobre las tierras de Megalópolis arrebatándoles parte de su territorio, casi al mismo tiempo y de nuevo el etolio Eurípides, entraba en Arcadia por el territorio de Telpusia arrebatando a los aqueos la ciudad de Gorgos.

Los aqueos, vista su incapacidad para hacer frente a sus enemigos, acudieron en demanda de ayuda al rey Filipo que a la sazón se encontraba en ese momento operando contra los etolios cerca de Acarnania, Filipo no pudo responder a su petición de apoyo pues como vimos anteriormente se vio obligado a regresar a Macedonia, sin embargo no cayó en saco roto la demanda y pronto, ese mismo invierno, aunque ya en el 219 a. C. marcho el rey al Peloponeso acompañado tan solo por una pequeña fuerza de apoyo de unos 4.500 infantes y 400 jinetes de su guardia.

La llegada de Filipo a Corinto fue en verdad inesperada, el propio Eurípides, estratego etolio al servicio de los eleos, se encontraba de nuevo avanzando por Arcadia sin sospechar el rival al que tendría que enfrentarse. Disponía el atacante en ese momento de unos 3.500 infantes de todo tipo y unos 100 jinetes destinados a una operación de saqueo del territorio de Sición y alrededores, a la altura de Estínfalo, mientras cruzaba Arcadia, se apercibió de la presencia del ejército macedonio que se encontraba solo a diez estadios de su posición, sin pensárselo dos veces se dio a la fuga seguido tan solo de la caballería y dejando allí a sus infantes, estos, que hicieron un alto mientras los oficiales se preguntaban qué hacer, se encontraron por fin con que por las laderas de un monte cercano se acercaban en formación unidades armadas de visibles escudos de bronce, al principio pensaron que eran aqueos de Megalópolis, pero cuando se replegaban en buen orden dispuestos a resistir se dieron cuenta de que eran en realidad miembros de la infantería macedonia, al instante tiraron sus armas y huyeron sin pudor ante un enemigo al que tenían verdadero pánico, durante la persecución cayeron 1.200 hombres y el resto fueron tomados prisioneros y enviados a Corinto. Después de esta victoria Filipo se encontró en Cafiae con el ejército aqueo mandado por Arato aumentando así sus tropas hasta cerca de los 10.000 hombres, marchando seguidamente, pese a las inclemencias meteorológicas -recordemos que estaba en pleno invierno y la nieve cubría las cimas de las montañas por donde las tropas marchaban- contra la ciudad de Psofis a la cual capturaron tras un rápido asedio. Tras esto los eleos abandonaron la ciudad de Lausion y la de Stratos (esta última en el territorio de la ciudad de Thelpusa, quien pudo recobrar así el enclave) Lausion fue de esta forma también conquistada y de nuevo entregada a los aqueos. De allí marcho Filipo a Olimpia desde donde se dedicó por un tiempo a saquear las tierras de Elis consiguiendo abundantísimo botín y presas de gran valor como el propio estratego de los eleos, Anfídamas. 

La infantería etolia, la mejor de la Helade en ese momento, no era rival para la temida infantería macedonia. Punto aparte lo representaba su caballería, considerada por todos como la mejor en toda el área del Egeo. 

El ataque que llevaba a cabo Filipo contra la Elide empujo a Etolia a enviar en ayuda de sus aliados a un refuerzo de 600 hombres al mando de Filidas, este, tras llegar a Elis y ser informado de que el macedonio marchaba ahora hacia el sur contra la Trifilia o Figalea, recogió en la ciudad a 500 mercenarios, 1000 ciudadanos y una fuerza de mercenarios tarentinos y se dirigió hacia la zona con la esperanza de desbaratar los planes de Filipo. Una vez en la zona, pudo distribuir a sus tropas entre las diferentes posiciones clave y esperar el ataque del macedonio. Filipo marcho primero contra Alifera a la que asalto con éxito a la primera embestida. Tras su victoria toda Trifilia se aterrorizo y comenzaron a entregar sus ciudades a los macedonios, el propio Filidas abandono sus posiciones y se retiró a Lepreum (capital de Trifilia) no sin antes saquear el territorio que se le había encomendado defender. En Figalea, la facción contraria a la alianza con los etolios empujo al pueblo a la sublevación y la guarnición, compuesta en gran medida por los bandidos que se dedicaban a hacer correrías en Mesenia tuvo que abandonar la ciudad que seguidamente se entregó a los macedonios. Poco después Filipo avanzo contra la propia Lepreum en donde se encontraban concentradas todas las fuerzas enemigas ( 1.000 eleos, 1.000 etolios, 500 mercenarios y 200 espartanos aliados) la autoridades de la ciudad que ya antes habían solicitado sin éxito a Filidas su retirada, fomentaron el levantamiento de la población en masa, lo que unido al próximo ataque del ejército macedonio llevo a Filidas a evacuar la ciudad que fue entregada de inmediato a Filipo por sus habitantes. Filidas se refugió en otra ciudad cercana (Samicum) que fue rápidamente rodeada por Filipo quien por fin les permitió abandonar Trifilia a cambio de la entrega de la misma. De esta manera toda la región se pasó a los macedonios tras tan solo seis días de campaña. Los macedonios se retiraron a Megalópolis mientras los espartanos evacuaban amedrentados Ateneum, de allí, y pasando por Tegea, Filipo se retiró a invernar a Argos. Finalizaba así exitosamente su primera campaña en el Peloponeso.

Al finalizar el invierno, Filipo puso de nuevo en armas al ejército para atacar Elis, comenzó por la fortaleza de Ticho, que conquisto, para luego someter el rico territorio enemigo a una concienzuda devastación sin oposición por parte de sus enemigos. Mientras todo esto se llevaba a cabo, dentro de su corte se llevaba adelante una conjura palaciega comandada por el consejero más influyente del joven Filipo, Apeles, la conspiración, que se desarrolló por un largo espacio de tiempo, llevo a este personaje a la traición celoso del aumento de influencia que entre los consejeros del rey tenía el aqueo Arato de Sición.

Tras concluir la campaña, Filipo se retiró nuevamente a Argos en donde inverno y preparo la campaña del año venidero.

Al llegar la primavera del año 218 el rey reunió a sus tropas en Corinto, también acudió la flota macedonia y allí mismo se mantuvo mientras entrenaba a la aguerrida falange en el uso del remo, pues había decidido emprender ese año la guerra naval contra sus enemigos. Elis mientras tanto había recibido refuerzos desde Etolia (500 cretenses) más cierto número de mercenarios que alisto por su cuenta, también la juventud de este pueblo fue movilizada pues se esperaba que el rey macedonio atacase la ciudad de Cillene.

Filipo decide atacar el corazón de la Liga Etolia 

Una vez preparada la flota y alistadas las tropas necesarias (6.000 macedonios y 1.200 mercenarios) el rey se hizo a la mar y llego a Patras, allí tomo medidas para defender las fronteras aqueas y después de advertir las considerables fuerzas reunidas por los eleos, decidió crear una fuerza de choque que establecida en Dyme sirviese para disuadir a los enemigos de emprender alguna razia fronteriza. Estableció en esta ciudad un contingente formado por parte de sus cretenses, algunos de sus jinetes celtas, mercenarios de los propios aqueos y de sus 2.000 infantes. Poco después partió con la flota en dirección a Pronni, en donde había acordado que se le reunirían navíos de los mesenios, epirotas, ilirios de Scerdilaidas y acarnanios. Tras llegar frente a Cefalonia y reunirse con los aliados, desistió de emprender el sitio de Pronni debido a la dificultad que presentaba operar en el difícil territorio en donde estaba asentada, por ello se decidió a seguir costeando la isla y tras llegar a Pale desembarco y saco los navíos del mar.

Era esta ciudad la principal base naval de los etolios en la isla, desde ella enviaban a los barcos cefalonios contra las costas del Peloponeso y Acarnania, su interés estratégico era pues importante, Filipo además pensaba en utilizar este emplazamiento para operar más adelante contra las costas del enemigo. Sin embargo, el asalto de la relativamente pequeña posición fue muy difícil de llevarse a cabo, tan solo por un pequeño sector se pudieron arrimar las baterías para bombardear y evitar las salidas de los defensores, en la ciudad entretanto llegaban los refuerzos por él esperados, el apoyo del ilirio Scerdilaidas llego en este momento, 15 navíos tan solo, menos de lo acordado, pero parece ser que se habían desatado algunos disturbios en su país y no podía desprenderse de más unidades. También al lugar llegaron convocados los contingentes aliados del Epiro y Acarnania.

Cuando por fin Filipo dispuso todo para el asalto se procedió al mismo con resolución, las minas perforaron la tierra hasta las murallas y cuando finalmente cayeron la infantería macedonia ataco por la brecha abierta. En este momento Polibio relata que el rey macedonio, era traicionado por su principal consejero, éste maniobro para que el ataque final fracasase, la derrota, en lo que parecía ya una fácil empresa, abatió al rey macedonio que decidió darse por vencido y abandonar el asedio. Llegaban ahora noticias de otros frentes, para distraer al macedonio de su empresa los etolios habían irrumpido por Tesalia, y Licurgo desde Esparta por la Mesenia. Embajadores de Mesenia llegaban ahora ante Filipo para rogarle su intervención, si Filipo aceptaba ya no podría continuar la campaña, finalmente decidió golpear a su principal enemigo, abandonaría Cefalonia y pasaría a Acarnania para atacar el corazón de las posesiones de los etolios, para defender Mesenia escribió a Eperato, estratego aqueo del año en curso, para que enviase tropas de refuerzo a aquella nación. Filipo, una vez abandonado el asedio de Pale, puso rumbo a el golfo de Ambracia, desembarcando en Limnaea en donde dio descanso a sus tropas, enseguida se le unió allí Aristofantes, estratego de los acarnanios, con la totalidad de sus tropas, estaban deseosos los acarnanios de combatir a los etolios, con los que tenían innumerables querellas, estaban tan entusiasmados los de este pueblo con la oportunidad de venganza que se les ofrecía que se dice que incluso ancianos se alistaron en las filas del ejército para combatir junto a los macedonios contra los etolios.

En esos momentos lo que menos esperaban los etolios era el ataque del rey macedonio, por ello, Dorimaco con la mitad del ejercito operaba en Tesalia, muy lejos de la zona, la invasión había sido pues toda una sorpresa. El ataque se centraría sobre Termo, corazón de las posesiones etolias, el lugar en donde se reunía la asamblea de los etolios. El avance del ejercito coaligado fue fulgurante, pronto llego a las cercanías de Termo conquistando la pequeña ciudad de Metapan en donde estableció 500 hombres de guarnición para de esta forma cubrirse a la hora de la retirada, prosiguió el avance hasta los alrededores de la propia capital etolia en donde se hizo un botín inmenso, pues para los etolios era prácticamente imposible que ningún enemigo pudiera adentrarse hasta este territorio, áspero y defendible como pocos, tenido por ello como ciudadela de toda Etolia, no en vano ningún invasor había conseguido adentrarse con éxito hasta el lugar.


El avance hasta la ciudad se hizo finalmente sin oposición, las tropas de Filipo se desparramaron por el territorio de Termo, ciudad que fue meticulosamente desvalijada. El rey permitió que las tropas se cebasen en el prestigioso complejo religioso del lugar, el templo de Apolo fue incendiado y sus paredes demolidas, más de dos mil estatuas derribadas, excepto las que representaban a los dioses, todo ello en venganza por los daños cometidos por los propios etolios anteriormente en Dodona y Dio.

Después de estos hechos, el ejército macedonio procedió a retirarse por la misma ruta por la que había venido, pero esta vez los etolios no se estarían quietos, ya disponían de cerca de 3.000 hombres al mando de Alejandro Triconiense, este, a medida que la columna en retirada llegaba a los desfiladeros dio la orden de atacar la retaguardia, después de la confusión inicial, Filipo consiguió acabar con la amenaza al emboscar a una unidad de Ilirios cuando estos se dedicaban a acosar despreocupadamente su retaguardia, tras cruzar entonces sin contratiempos los pasos montañosos el rey dirigió a sus hombres hasta las muralla de Stratos, sin embargo, dentro de la ciudad se encontraba ya un fuerte refuerzo etolio de 4.500 hombres, por lo que Filipo renuncio al ataque y se retiró en dirección a Limnaea. Todavía intentaron los etolios de Stratos acosar la retaguardia macedonia, pero de nuevo Filipo supo contrarrestar la amenaza con éxito, por lo que la retirada se pudo finalizar sin mayores pérdidas. Aguardaba la flota al rey en la ciudad, así que embarcando rápidamente puso rumbo a la isla de Leucade, de allí y costeando la Etolia y sin dejar de hacer algún desembarco puntual en sus costas llego a Corinto. Quedaba ahora por dar respuesta a las provocaciones de Licurgo, quien desde Esparta no cesaba de incordiar a sus vecinos más inmediatos. El rey de los macedonios vivía en ese momento los mejores momentos de su reinado.

El joven Filipo ataca Esparta

Filipo paso en solo siete días de encontrarse en el corazón de Etolia a atacar el territorio espartano, estos, aterrados, no se atrevieron a oponerse a su paso, el primer día Filipo acampa en los alrededores de Amiclas, a pocos kilómetros de Esparta, saqueando a placer la rica campiña. De allí se desplaza hacia el sur contentándose con devastar a su paso todo el territorio posible, de esta forma arrasa toda la península que acaba en el Promontorio de Tenaro, de allí y siguiendo la costa ataca todo el territorio hasta Boeae. Por aquellos días, un fuerte contingente mesenio de más de 2.000 hombres que había llegado tarde a su cita con el ejército macedonio en Tegea, decidió entrar por su cuenta en territorio espartano para reunirse con Filipo, entraron despreocupadamente en territorio espartano, y fueron sorprendidos por la tropa de Licurgo quien decidió arremeter violentamente contra ellos, los mesenios fueron aplastados y dispersados, ahora ya con más moral los espartanos intentaron cortar el paso de los macedonios quienes marchando por Amiclas debían pasar por unos desfiladeros a la altura de Esparta, Filipo no cayó en la trampa que Licurgo le había tendido, se abrió paso por las armas y derroto a los espartanos que a duras penas pudieron refugiarse en la capital, los macedonios pasaban ahora tranquilamente los desfiladeros con todo el producto de los saqueos realizados, una vez en Arcadia vendieron el botín en Tegea y llegados a Corinto desmovilizaron el ejército. 

El ataque macedonio contra el territorio espartano fue una muestra más del talento militar del joven monarca macedonio. 

En esos días, descansando en esta ciudad, el rey recibió embajadores de Rodas y Quíos, estados neutrales que, posiblemente por sugerencia de los etolios, solicitaban el final de la guerra. Filipo contestó con evasivas, dando a entender que estaba interesado en un acuerdo. Es obvio que veía la posibilidad de obtener ventajas de las campañas del año que estaba terminando.

El joven rey no permanecería inactivo, pues marcho rápidamente a la Fócide en donde debía tratar asuntos de importancia, siempre que, eso sí, la conjura interna que le amenazaba y que estaba en su punto más álgido se lo permitiera.

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El Paso de Kasserine: La derrota mas humillante de los EEUU durante la Segunda Guerra Mundial ✙💥

"Oye Brad ¿que paso en Kasserine? oí que fue un desastre"
- Aparentemente todo salio mal, les mandamos una de 75 y los "Krauss" nos devolvían otra de 88
El anterior es una dialogo ocurrido en la pelicula Patton (1970) entre el personaje principal, el general George S. Patton, y el General Omar Bradley, interpretados por George C. Scott y Karl Malden respectivamente.

A continuación trataremos de responder, un poco mas extensamente, la pregunta del "Viejo sangre y agallas".

▪ Cuidado con un zorro del desierto cuando está acorralado

Era el invierno de 1943, y los aliados tenían todas las razones del mundo para creer que estaban al borde de la victoria total en el norte de África, los GI estadounidenses se sentían mas que confiados mientras se preparaban para su primera batalla terrestre contra los alemanes. Hasta ese momento, no había sido una guerra difícil para ellos. Las tropas estaban bien alimentadas, bien pagadas y bien equipadas, especialmente en comparación con sus aliados, los "Tommies" británicos, desgarrados y envidiosos. Aún mejor, su bautismo de fuego había sido el tomar tierra en Argelia y Marruecos en noviembre de 1942, donde sus rivales habían sido los desmotivados soldados franceses de Vichy que, después de oponer resistencia al principio, no tardaron mucho en capitular.

Quizás derrotar a Hitler no sería tan difícil, después de todo.

Los GI iban a tener que aprender lo que sus primos británicos también habían aprendido por las malas: Nunca subestimes a los alemanes.

Pronto, el mariscal de campo Erwin Rommel, apodado el "Zorro del desierto" por los británicos, les enseñaría a los novatos estadounidenses una lección sobre el arte de la guerra en un polvoriento desfiladero llamado Paso de Kasserine.


Quizás los estadounidenses podían ser perdonados por su exceso de confianza. La legendaria racha ganadora de Rommel y su Afrika Korps había llegado a su fin en El Alamein, en noviembre de 1942. Ahora, perseguido por el Octavo ejército británico del mariscal de campo Bernard Montgomery, Rommel había abandonado a su "carne de cañón" italiano y se había retirado a lo largo de la costa norteafricana, casi 1400 millas, desde Egipto hasta Túnez.

Durante casi dos años, los ejércitos británico y alemán en África habían bailado al mismo ritmo: los británicos atacaban y gastaban sus suministros, los alemanes retrocedían a sus bases y contraatacaban, los británicos se retiraban ahora a sus bases y contraatacaban, “enjuagaban y repetían”.

Pero en El Alamein había sido diferente, fue una derrota a gran escala. Mientras el Octavo Ejército se recomponía y perseguía con cautela a Rommel desde el este, el Primer Ejército Británico y el II Cuerpo de los Estados Unidos desembarcaron en Argelia y Marruecos en el extremo occidental del Mediterráneo. Lo que significaba que Rommel iba a ser copado por dos lados, atrapado entre las pinzas aliadas, el desierto y el profundo mar azul.

Pero un zorro atrapado no es menos peligroso. Las “ruedas” aliadas fallaron durante la “Carrera por Túnez”, donde ambas partes se lanzaron para tomar ese puerto vital que sostenía ahora la logística del Eje, al final las tropas germanas expulsaron con relativa facilidad a los franceses de Henri Giraud. Los Aliados habían tardado demasiado, pero en su defensa podemos decir que se vieron perjudicados por la lluvia y el barro, los suministros deficientes, el escaso mando y la superioridad aérea alemana: la Luftwaffe operaba desde los aeródromos bien pavimentados de Túnez, mientras los aviones aliados se hundían en las pistas de tierra pantanosas.

Mientras que otro señor de la guerra podría haber intentado evacuar a sus tropas para luchar otro día, Hitler estaba dispuesto a sacrificar las suyas para retener una cabeza de puente, en la creencia (no del todo ilógica) de que era mejor hacer que los Aliados pelearan por ese pedazo de desierto africano a que pusieran pie en Europa continental. Para reforzar a los 50.000 soldados alemanes e italianos del Afrika Korps de Rommel, Hitler envió 112.000 hombres, así como más tanques (incluyendo un batallón de Tiger), aviones y suministros. Pronto el Quinto Ejército Panzer se unió al Panzerarmee Afrika de Rommel.

Justo un año antes, esa misma generosidad podría haberle dado a Alemania el Medio Oriente. Ahora Hitler solo estaba ganando tiempo para un milagro.


▪ Tunez, cabeza de puente

Túnez estaba protegida hacia el oeste por las montañas Atlas, que eran cruzadas por solo unos pocos pasos, incluido el de Kasserine. Los Aliados estuvieron a punto de cruzar esa cordillera, solo para ser detenidos por los Panzer y los Stuka. Para el teniente general Dwight Eisenhower, el comandante supremo del Mediterráneo, que solo dos años antes había sido un simple coronel en el Pentágono, esta también era una especie de bautismo. No solo había sido puesto al mando de medio millón de hombres, sino que también tenía que mantener la paz entre su colección de generales estadounidenses, británicos y franceses. Eisenhower, decidió detenerse y reagruparse, en el punto estratégico de Tébessa, para luego reanudar el avance con mas seguridad. El Primer Ejército Británico bajo el mando del Teniente General Sir Kenneth Andersen ocupó el sector norte, con el Francés Libre del XIX Cuerpo de Armee en el centro y el II Cuerpo estadounidense en el extremo sur de la cordillera. Dada la escasez de combustible en el ejército de Rommel, los Aliados no esperaban que éste intentaría realizar alguna maniobra ofensiva.

Pero su enemigo eligió no esperar. Fieles a su tradición de elegir el ataque sobre la defensa, los alemanes planearon golpear primero. Pero al igual que los Aliados, estaban divididos por la disensión entre Rommel y el general Hans-Jürgen von Arnim, el comandante del Quinto Ejército Panzer más cauteloso. Finalmente se ideó un plan que convirtió el cerco, en el que encontraban, en una ventaja: los ejércitos aliados del este y el oeste estaban separados por la cabeza de puente tunecina, lo que le daba al Eje la oportunidad de concentrarse en un ala Aliada, y luego en la otra. Mientras que el Octavo Ejército de Montgomery era mantenido a raya por las defensas de la Línea Mareth, la fuerza de asalto centrada alrededor de las Divisiones Panzer Décima y XXI golpearía a los estadounidenses en los pasos de Kasserine y Sbiba.

▪ Problemas de dirección

Los aliados no podrían haberlo dejado más fácil. Su avance desordenado había dejado a las columnas estadounidenses, británicas y francesas libres dispersas y desorganizadas. Peor aún, el II Cuerpo estadounidense era comandado por el teniente general Lloyd Fredendall, el primero de entre los malos generales estadounidenses del siglo XX. El historiador Martin Blumenson, bastante critico con el general en mención, describe el puesto de mando de Fredendall, ubicado a setenta millas detrás de las líneas del frente de la siguiente manera: 

"Los comandantes generalmente intentan establecer su cuartel general cerca de una carretera, adyacente a las instalaciones de comunicaciones existentes y lo suficientemente cerca de las unidades de combate para visitas convenientes. El de Fredendall estaba distante del frente alejado por un cañón, una quebrada a la que solo se podía acceder por un camino apenas transitable construido por los ingenieros de su cuerpo. Aunque las altas montañas y las laderas boscosas ocultaban su presencia, había excavado refugios subterráneos. Doscientos ingenieros trabajarían durante más de tres semanas en este proyecto, y luego lo abandonarían sin terminar bajo la amenaza alemana en Kasserine".

Fredendall era un “micromanager” que colocó sus batallones en lugar de dejar la decisión a sus subordinados en el lugar. Quizás tenía sentido en un mapa fortificar los montes o colinas tunecinas en puntos fuertes. Pero las cimas estaban demasiado separadas para apoyarse mutuamente, ni podían evitar que el enemigo se infiltrara a través de los valles. Tampoco ayudó el hecho de que Fredendall se la pasara discutiendo con el general Kenneth Anderson, comandante del Primer Ejército británico. Los estadounidenses en general se sentían incómodos con Anderson, considerándolo un escocés "triste y prototípico". Como a la mayoría de los oficiales británicos, le gustaba supervisar de cerca los planes tácticos de sus subordinados, que para las sensibilidades estadounidenses se sentía demasiado como una interferencia no invitada.

Por si fuera poco, el estadounidense tenía la costumbre de emitir órdenes usando palabras que nadie entendía. Su intención era confundir al enemigo por si éste estaba interviniendo sus comunicaciones, pero órdenes como “Mueva su comando, es decir, los niños que caminan, las armas de fuego, el atuendo de Baker y el atuendo que es el reverso del atuendo de Baker y los grandes compañeros de M, que está al norte de donde estás ahora, lo antes posible. Haga que sus hijos se reporten con el caballero francés cuyo nombre comienza con J en un lugar que comienza con D, que es cinco cuadrículas a la izquierda de M”, solo lograron confundir a sus propios hombres.

A los GI de Fredendall también les faltaba. No el coraje, sino la experiencia suficiente a sabiendas de que los ejércitos aprenden por las malas. La 34va División de Infantería, por ejemplo, estaba compuesta por miembros de la Guardia Nacional que carecían de aptitud física y habilidades básicas de soldado, como la lectura de mapas. Los estadounidenses no colocaron campos minados frente a sus posiciones, porque lo creían innecesario. Y cuando lo hicieron, en algunas zonas, los marcaban con banderas para que sus propias tropas no se toparan con ellos; los alemanes apreciaron la consideración mas adelante. Como vemos, las comunicaciones, el comando y el control resultaron inadecuados. En cuanto al equipo, el M4 Sherman era un tanque decente a principios de 1943, mientras que los cañones antitanques montados en medio riel eran vulnerables. Cuando después de la derrota el general Omar Bradley le preguntó a un soldado si las balas de ametralladoras alemanas podían penetrar en los portadores de tropas M3 de media vía, la respuesta fue: “No, señor, solo atraviesan la pared y se mueven un poco”.

Kasserine fue en realidad una serie de batallas perdidas. Las primeras víctimas fueron los franceses libres, que fueron expulsados ​​del Paso de Faid el 30 de enero por las tropas germano-italianas: una insuficiente respuesta blindada estadounidense fue diezmada por las poderosas armas antitanque alemanas. Envalentonado con esto, Rommel instó a un ataque masivo, para capturar Tébessa, que comandaría él mismo. Afortunadamente para los Aliados, los mandos alemanes modificaron el plan original y optaron por dos ataques separados, uno lanzado por von Arnim y el otro por el propio Rommel, que no iban a poder apoyarse mutuamente. El plan era muy sencillo: primero Rommel avanzaría hacía Sfax mientras Arnim tomaba Sidi Bou Said, y así tendrían dos alas abiertas para aplastar a los americanos en una pinza. Todo ello se realizaría con tan sólo 22.000 hombres.

▪ La ofensiva da inicio

La primera parte de la ofensiva alemana, la Operación Frühlingswind (“Viento de primavera”), comenzó en la madrugada del 14 de febrero. La Décima División Panzer atravesó el Paso Faid, usando una tormenta de arena cegadora como cobertura perfecta. Al mismo tiempo, la veterana 21 División Panzer corrió a través de las montañas al sur de Sidi Bou Zid, luego giró hacia el norte, con la intención de unirse con la décima. Los objetivos iniciales de los alemanes eran un par de colinas, conocidas localmente como djebels, que protegían el camino de Faid a Sebeitla. Después de rodear estos puestos de avanzada aliados, las tropas de von Arnim capturarían Sidi Bou Zid.

Las dos colinas en cuestión, Djebel Lessouda y Djebel Ksaira, flanqueaban a Sidi Bou Zid y parecían buenas posiciones defensivas, sobre el papel. Fredendall había colocado unidades de infantería en la cima de cada colina, con la intención de que redujeran el avance alemán hasta que las fuerzas mecanizadas estadounidenses pudieran lidiar con ellas. Desafortunadamente, había muy pocos hombres en las colinas, y estaban demasiado lejos los unos de los otros para proporcionarse apoyo mutuo. La infantería en la cima de cada colina se redujo a indefensos observadores de una debacle estadounidense que se desarrollaba rápidamente en las llanuras más abajo.

El coronel Thomas D. Drake, del 165º Regimiento de Infantería, 34ª División, estaba situado en Djebel Ksaira, observando el espectáculo con creciente frustración. Drake llamó por teléfono al puesto de comando de Sidi Bou Zid, advirtiéndoles que parte de la artillería estadounidense ya mostraba signos de pánico. Los comandantes en la retaguardia se negaron a creerlo, insistiendo en que los hombres solo estaban cambiando de posición. “¡Cambiando de posición, demonios!”, respondió Drake. “¡Sé reconocer el pánico cuando lo veo!”.

Por fin, los blindados estadounidenses avanzaron para enfrentar la creciente amenaza. La fuerza del coronel Louis V. Hightower, dos compañías de tanques y una docena de destructores de tanques, avanzaron desde Sidi Bou Zid para atacar de frente al décimo Panzer. Hightower y sus tripulaciones inexpertas eran valientes pero eran superados en número y se enfrentaban a un enemigo bien preparado. La artillería alemana de 88 mm anotó golpe tras golpe, convirtiendo a los tanques estadounidenses en ataúdes en llamas uno por uno. Los M4 Sherman, que por alguna razón se habían apodado “Honey”, recibieron un apodo más burlón, si bien preciso, por los alemanes: “Ronson”, después de encenderse, porque estallaban en llamas con mucha facilidad. 

La combinación de proyectiles de artillería alemanes y fuego de tanques de largo alcance resultó demasiado para los hombres de Hightower, que intentaron en vano llevar a cabo una retirada. El propio tanque de Hightower fue noqueado, pero no antes de que destruyera cuatro Panzer. Hightower y su tripulación lograron escapar del campo de batalla en medio del humo y el polvo. Fueron los afortunados; solo 7 de los 51 tanques de Hightower sobrevivieron a la derrota. Los otros 44 se perdieron, y Sidi Bou Zid tuvo que ser abandonado.

▪ Un contraataque desastroso

En poco tiempo, el 21º Panzer se unió al 10º Panzer, y avanzaron rápidamente para consolidar sus ganancias. Los 2.500 soldados de infantería estadounidenses en las dos colinas estaban ahora aislados, eran literalmente islas de resistencia en un mar alemán. Drake todavía sostenía obstinadamente a Djebel Ksaira y John Waters, el yerno de George Patton, sostenía a Djebel Lessouda, pero las posibilidades de una ruptura exitosa disminuían cada hora. Mientras tanto, de vuelta en su cuartel general, Fredendall se negó a permitir que Waters y Drake escaparan mientras aún había tiempo. Su terquedad se vio agravada por suposiciones erróneas y mala inteligencia. El general británico Anderson, superior de Fredendall, estaba convencido de que el ataque alemán en Sidi Bou Zid era simplemente un ataque de distracción para un golpe más grande más al norte. La inteligencia aliada también insistió en que solo había una división Panzer en el sur. Como resultado, solo un batallón de tanques: El 2º Batallón del Coronel James Alger del 1er Regimiento Blindado, fue enviado para enfrentarse con los alemanes y rescatar a los estadounidenses atrapados en las dos colinas.



El equipo de Alger era bueno, pero sus tácticas eran malas y sus hombres eran valientes pero inexpertos. No sabían que iban a enfrentar no a una sino a dos divisiones Panzer. El resultado fue un ejemplo de lo que no se debe hacer en la guerra blindada del desierto. El contraataque de Alger comenzó el 15 de febrero. Los 58 Sherman se adelantaron a gran velocidad, lo que significaba que enormes nubes de polvo marcaban su paso. Se levantó tanto polvo que las tripulaciones quedaron cegadas, y las gruesas columnas de polvo los hicieron fáciles de detectar y apuntar. Los tanques estadounidenses avanzaron en una formación en forma de V. Era como una carga de caballería a la antigua, pero los alemanes estaban a punto de traer a los estadounidenses gustosamente al siglo XX.

La artillería alemana escondida en medio de olivares abrió fuego, y los tanques alemanes atacaron los flancos de Alger. En poco tiempo, los estadounidenses quedaron atrapados. Solo cuatro tanques lograron escapar de la debacle. El batallón completo fue aniquilado, con 54 tanques perdidos y unos 300 hombres muertos, heridos o capturados, incluido Alger, quien fue hecho prisionero. El comandante de división mayor general Orlando Ward se quedó literalmente en la oscuridad acerca del resultado del ataque. Se levantó tanto humo y polvo en la batalla que solo pudo informar a Fredendall: “Podríamos haberlos golpeado, o podrían habernos golpeado a nosotros”. Pronto quedó claro quién había dado el golpe.

Al darse cuenta por fin de que el rescate era imposible, Fredendall dio un permiso tardío a las dos fuerzas atrapadas en la cima de las colinas para intentar escapar por su cuenta. Drake condujo a sus hombres por las laderas de Djebel Ksaira al amparo de la oscuridad, pero pronto se encontró con tanques alemanes, que lo rodearon a él y a sus 600 hombres, fueron hechos prisioneros.

Waters y muchos de sus comandos también fueron tomados prisioneros, con quizás un tercio, aproximadamente 300, de los 900 originales que regresaron a las líneas aliadas. Toda la línea aliada estaba en peligro, y los alemanes parecían al borde de una gran victoria. No quedaba nada más que hacer que recurrir a la siguiente línea de defensa: la cadena montañosa occidental, a unas 50 millas de distancia. Con suerte, los pasos occidentales, en particular el vital Paso de Kasserine, podrían defenderse y la ofensiva alemana seria detenida.

▪ La retirada caótica

La retirada resultó ser una pesadilla. El maltratado II Cuerpo había sido gravemente derrotado, y con esa derrota vino una crisis de confianza. Fredendall, que había evacuado su puesto de mando a un lugar aún “más seguro”, se quejó a Eisenhower: “En este momento, 1er regimiento blindado [está] en un mal estado de desorganización. Ward parece cansado, preocupado y me ha informado que traer nuevos tanques sería lo mismo que entregarlos a los alemanes. Bajo las circunstancias [yo] no creo que deba continuar al mando. Necesito a alguien con dos puños de inmediato”. Eisenhower no tenía intención de eliminar a Ward, pero sí envió a uno de sus hombres de confianza, el mayor general Ernest Harmon, para que asesorara a Fredendall “durante las condiciones inusuales de la batalla actual”.

Las carreteras que conducían al oeste estaban repletas de vehículos estadounidenses que huían, proporcionando objetivos fáciles para los Stuka alemanes que caían del cielo como furias vengativas. Eisenhower, quien se había ido del frente antes de la batalla para regresar a su cuartel general en Constantine, Argelia, comenzó a enviar refuerzos hacia Sbeitla, una antigua encrucijada romana a 13 millas al noroeste de Sidi Bou Zid. “Nuestros soldados están aprendiendo rápidamente”, informó Eisenhower al Jefe de Estado Mayor del Ejército, general George C. Marshall. “Le aseguro que las tropas que salgan de esta campaña serán tácticas y tácticamente más eficientes”.

▪ Rommel en marcha

Mientras tanto, la Operación Morgenluft ("Aire de la mañana") había iniciado al sur. Rommel se encontró con poca resistencia, y el Mariscal de Campo estuvo encantado cuando el aeródromo aliado de Telepte fue capturado con 50 toneladas de valioso combustible y lubricantes muy necesarios en la mañana del 17. Sin embargo, Rommel, de mentalidad ofensiva, estaba perturbado por el hecho de que von Arnim no hubiese explotado completamente sus éxitos en Sidi Bou Zid. Von Arnim argumentó que no podía avanzar demasiado porque la situación del suministro y el combustible era dudosa en el mejor de los casos. El Zorro del Desierto no estaba convencido de eso.

Rommel quería reunir todas las fuerzas del Eje disponibles para un gran ataque a través del Paso Kasserine. Una vez superado éste, podría lanzarse a capturar el principal depósito de suministros aliados en Tebessa y luego continuar hacia la costa tunecina en Annaba (Bone). Con un poco de suerte, este empuje del noroeste lo llevaría detrás del Primer Ejército Británico de Anderson, que podría quedar atrapado y aniquilado a voluntad de los alemanes. El audaz plan de Rommel dependía de una acción inmediata, pero sus superiores tenían que aprobarlo primero. Se desperdició al menos un día mientras Kesselring y el alto mando italiano reflexionaban sobre ello. Al final, la propuesta recibió luz verde bajo el nombre en clave de Sturmflut (“Huracán”), pero fue una versión algo vaga y diluida de la propuesta inicial del Mariscal de Campo. Bajo Sturmflut, las fuerzas del Eje debían desplegarse a través del Paso Kasserine, luego dirigirse en dirección a Le Kef. En comparación con el plan original de Rommel, se trataba de una envolvimiento superficial y poco entusiasta de las fuerzas aliadas, pero algo era mejor que nada. Todo lo que Rommel sabía con certeza era que tenía luz verde y actuó en consecuencia. La batalla por el Paso de Kasserine estaba a punto de comenzar.

En ese momento la tarea urgente de Fredendall era evitar cualquier cruce de la cordillera por parte de los alemanes, pero ¿por donde iba a atacar Rommel? Kasserine no era el único paso que atravesaba las montañas, por lo que extendió sus fuerzas para cubrir todas las posibilidades. Algunas unidades británicas y francesas acudieron a ayudar, pero las defensas aliadas seguían siendo débiles. Kasserine fue inicialmente defendida por el 19º Regimiento de Ingenieros de Combate del Coronel Anderson Moore, una unidad cuyas tareas principales eran la construcción, no la lucha. Fredendall convocó al coronel Alexander Stark de la 26va infantería y le dijo que sostenga el pase. “Quiero que vayas a Kasserine de inmediato”, dijo Fredendall, “y hales un Stonewall Jackson”. Era típico de Fredendall cuando emitía órdenes hacer bromas coloridas, frases que contenían poca sustancia real. Stark llegó al Paso Kasserine el 19 de febrero.
Mapa de las operaciones realizadas durante la Batalla del Paso de Kasserine

▪ El asalto de Kasserine


El Paso de Kasserine es un angosto desfiladero rocoso el cual en su lado occidental se amplia en una cuenca que se divide en dos caminos. Uno conduce hacia el oeste a Tebessa y la base vital de suministros aliados, mientras que el otro se dirigía hacia el norte hasta la ciudad de Thala. Los estadounidenses tenían posiciones de artillería en ambas carreteras, listas para concentrar el fuego cuando el enemigo emergiese del estrecho cuello de botella de Kasserine.

El 19 de febrero un viento frío calo en los soldados hasta los huesos, y las lluvias torrenciales aumentaron la incomodidad. Los alemanes intentaron escabullirse a través de las posiciones estadounidenses al amparo de una espesa niebla envolvente, pero fueron detectados. La artillería estadounidense pronto los envío de regreso a su punto de partida. El ataque alemán era dirigido por el general Karl Bulowius, quien parecía despreciar tanto a los estadounidenses que siguió ordenando asaltos directos. Alrededor de las 3:30 pm, Bulowius envió a los alemanes hacia adelante una vez más, esta vez respaldados por tanques italianos. Se toparon con campos minados colocados allí antes por los sufridos ingenieros y fueron detenidos en seco. 

Bulowius, todavía confiado, espero la llegada de la noche. Los alemanes se infiltrarían en las defensas estadounidenses al amparo de la oscuridad, deslizándose por las colinas y las crestas que formaban las elevaciones de Kasserine. Estos asaltantes fantasmas tuvieron mas éxito ante las inexpertas unidades ya agotadas por los intensos combates. El pánico se volvió contagioso, y la situación era tan frenética que algunos oficiales no sabían lo que estaba pasando. Los soldados estadounidenses, individualmente y en pequeños grupos, abandonaron sus posiciones y buscaron seguridad en la retaguardia.

▪ La conquista del Paso

El sábado 20 de febrero amaneció frío y húmedo, pero los alemanes aún no habían logrado el avance deseado. Rommel había llegado y no estaba contento con lo que vio. El tiempo lo es todo en la guerra, y Rommel sabía que no le quedaba mucho para lograr la victoria. El octavo ejército de Montgomery todavía estaba lejos hacia el este, pero se acercaba rápidamente a la línea Mareth. "Esos tipos son demasiado lentos", se quejó a los ayudantes cuando encontró que la Décima División Panzer descansaba cómodamente cerca de Sbietla. Cuando el general Fritz von Broich explicó torpemente que estaban esperando que un batallón de infantería atacara primero, Rommel explotó. "Ve a buscar el batallón de motocicletas tú mismo y llévalo a la acción también", ordenó. Estaba cansado de escuchar excusas tontas de sus subordinados menos atrevidos.
Soldados ingleses observando los Nebelwerfer capturados al ejercito alemán

La presencia de Rommel tuvo un efecto positivo, y por un tiempo pareció como si los días embriagadores de 1941-1942 hubieran vuelto. Los alemanes emplearon un arma relativamente nueva, el Nebelwerfer, un lanzacohetes múltiples, que los estadounidenses rápidamente llamaron "Screaming Meemies" debido a los sonidos aterradores que hacia al disparar. La Décima División Panzer finalmente se movió a través del paso en vigor, solo para ser recibida por un puñado de tanques británicos Valentine, Crusader y destructores de tanques estadounidenses colocados como obstáculos. Los británicos y los estadounidenses lucharon valientemente, pero el resultado nunca estuvo en duda. La fuerza aliada, superada en número y calidad de armas, fue destruida. Veintidós tanques aliados y 30 semiorugas cubrían el suelo del valle. 


De está manera los alemanes atravesaron la parte principal del Paso Kasserine y aparentemente estaban a punto de un gran avance. Una vez en el lado occidental del paso, Rommel se encontró ante dos caminos, uno que iba hacia el suroeste hacia el centro de suministros de Tebessa, el otro hacia el norte a Thala y luego a la ciudad de Le Kef. Le Kef era el objetivo nominal de Sturmflut, pero Rommel se mostró indeciso ahora en su idea de envolver al Primer Ejército británico. Al final, el Mariscal de Campo envió sus fuerzas por ambas rutas. el Afrika Korps avanzó por el camino hacia Tebessa, mientras que el 10º Panzer se dirigió hacia el norte, hacia Thala y Le Kef. En este momento, más y más unidades aliadas estaban llegando y siendo redistribuidas a la batalla, endureciendo la resistencia. El comando del Coronel Paul Robinett de la Primera División Blindada le hizo pasar a los alemanes un mal momento en el camino de Tebessa. Los disparos precisos de tanques y artillería paralizaron su avance, y la infantería estadounidense hizo retroceder a los alemanes y de hecho recapturó algunos equipos que se habían perdido antes. Incluso Rommel admitió mas tarde que el enemigo había contraatacado "muy hábilmente".

Las fuerzas alemanas que conducían por la carretera del norte disfrutaron de un mayor éxito contra las fuerzas aliadas que defendían Thala. La 26ª Brigada Blindada del general Charles Dunphie luchó duro pero su equipo no pudo igualar a los tanques alemanes. Los británicos Crusader y Valentine eran inferiores en armamento y blindaje. Pronto el paisaje desértico estuvo cubierto de carros británicos destruidos. Dunphie se retiró a una cresta a tres millas al sur de Thala, después de haber perdido 38 tanques, 28 cañones y 571 hombres capturados. Las defensas británicas se habían derrumbado, y el camino a Thala estaba abierto.

El mariscal de campo Harold Alexander, un comandante británico experimentado e imperturbable, se sorprendió cuando visitó el II Cuerpo. "La confusión entre las unidades en retirada, la incertidumbre entre los comandantes y la falta de un plan de defensa coordinado lo convencieron de que eran necesarias medidas drásticas para restablecer la estabilidad", relata Blumenson. Las drásticas medidas de Alexander fueron ordenar que se detuviera la retirada y que los defensores lucharan, mientras llegaban los refuerzos británicos y estadounidenses. Al igual que en la Batalla de las Ardenas, no sería la última vez que los británicos ayudaron a "arreglar" un desastre estadounidense.
Prisioneros estadounidenses marchando en columna 

▪ El último golpe


Las fuerzas del eje habían salido victoriosas, pero no resultaron ilesas. Las pérdidas de personal alemanas e italianas habían sido relativamente leves, aunque algunas unidades italianas individuales habían sido diezmadas. Pero el principal problema era la escasez paralizante de combustible y municiones. Cada vez más unidades aliadas entraban en la lucha, algunas de lugares tan lejanos como Marruecos, y los avances del Eje, al principio tan prometedores, se habían ralentizado o habían sido detenidos en seco. El 21 de febrero, El general estadounidense LeRoy "Red" Irwin llegó a Thala con tres batallones de artillería y dos compañías de cañones, un total de 48 armas en total. A pesar de haber realizado una agotadora marcha forzada de cuatro días y 800 millas desde el oeste de Argelia, los hombres de Irwin se trasladaron de inmediato para apoyar a los exhaustos británicos.
Artillería inglesa repeliendo la ofensiva alemana durante la última fase de la batalla

A la mañana siguiente, el décimo Panzer se encontró con un atronador bombardeo de artillería aliada. Von Broich, que después de la reprimenda de Rommel, se había lanzando al frente con un batallón de motociclistas y había tenido que librar un brutal combate cuerpo a cuerpo con los defensores británicos, suspendió el avance. Después de leer un mensaje interceptado del comandante británico declarando que "no hay más retirada bajo ninguna excusa", Rommel se dio cuenta de que los Aliados tenían la intención de detenerlo ahí donde estaban, o morirían en el intento. Con combustible para solo 250-300 kilómetros, Rommel, se convenció de que los alemanes habían perdido la oportunidad de dar el golpe decisivo, se dio cuenta de que el juego había terminado. Las fuerzas del Eje, aun con la ventaja a su favor, se retiraron y Rommel movilizo sus fuerzas para realizar un ataque infructuoso contra el Octavo Ejército.


▪ Observaciones finales


Estratégicamente, la aplastante derrota de Kasserine no cambió nada más que retrasar el final durante unas pocas semanas. Hitler ya había tomado la decisión de mantenerse en África y sacrificar a sus veteranas tropas. Fredendall fue enviado a la reserva, y Patton con Bradley hicieron su entrada en la guerra. Los Aliados aprendieron, con este "curso intensivo", lecciones amargas sobre entrenamiento, comando, apoyo aéreo, logística y cómo pelear una guerra multinacional. 
El general George Patton examina el valle de El Guettar durante la batalla del mismo nombre

Sin embargo, Kasserine dejó un residuo amargo que envenenó la causa aliada por el resto de la guerra. Confirmó lo que los británicos creían de los estadounidenses, que eran soldados inferiores, amateurs, suaves y malcriados que necesitaban la orientación gentil pero firme de sus primos ingleses más sabios y experimentados.


Para los generales británicos como Montgomery y Alanbrooke, Kasserine fue una prueba de que los británicos tenían razón al instar a una estrategia indirecta de destruir a Alemania mordisqueando la periferia nazi en lugares como Italia y los Balcanes, en lugar de la opinión estadounidense por un asalto directo a Francia y luego Alemania.

Ese prejuicio era irónico, considerando que el ejército británico era el que había sido golpeado regularmente por las legiones de Hitler. Pero Kasserine les dio la ventaja de insistir en que el teatro europeo debería ser dirigido por generales británicos, de acuerdo con la estrategia británica.

Para los comandantes estadounidenses, no cortos en arrogancia, la actitud de sus aliados fue insultante. Y peor, esto había sido un golpe de cara con la realidad. Las campañas del norte de África e Italia de 1942–43 fueron la última vez que las fuerzas británicas y de la Commonwealth contribuirían con la mayor parte del poderío militar aliado. Para 1944, con Estados Unidos totalmente movilizado y Gran Bretaña quedándose con menos recursos humanos, los estadounidenses serían el socio principal, y los británicos lo sabían.

La venganza por Kasserine llegó el 13 de mayo de 1943, con la rendición de las fuerzas del Eje en Túnez. En las jaulas de alambre de púas ingresaron 275.000 prisioneros alemanes e italianos, más que en Stalingrado. Von Arnim estaba entre ellos, pero no Rommel, que había regresado a Europa.

¿Y la última palabra sobre la Batalla del Paso de Kasserine? Le dejaremos eso al Zorro del Desierto. Fue Rommel quien dijo de los estadounidenses que nunca había visto tropas tan mal preparadas para el combate, pero que aprendían muy rápido.

✍ Autores: Michael Peck y Eric Niderost


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Mesopotamia: La tierra entre dos ríos ☀🌴

Mesopotamia se refiere a un área amplia que incluye todo Iraq, el este de Siria, el sureste de Turquía, partes del oeste de Irán y Kuwait. La palabra “Mesopotamia” es un antiguo nombre griego que se traduce como “la tierra entre dos ríos”, siendo los ríos Éufrates y Tigris, ambos originarios del este de Turquía y que fluyen hacia el sur hasta el Golfo Pérsico.


Algunas de las primeras ciudades del mundo antiguo se levantaron en ésta región, junto con lo que podría ser la escritura más antiguo del mundo. Sus habitantes contribuyeron con muchos descubrimientos y desarrollos importantes en astronomía , matemáticas y arquitectura. Así mismo, muchas culturas e imperios florecieron en esta región durante milenios, incluidos los sumerios, asirios y babilonios. La guerra también fue frecuente en el área; La evidencia de la guerra urbana temprana se encuentra en el sitio de Tell Hamoukar.

ANTIGUAS CIUDADES MESOPOTÁMICAS

El trabajo arqueológico ha demostrado que numerosas ciudades tempranas como Uruk, Eridu y Hamoukar florecieron en Mesopotamia. Un antiguo mito babilónico afirma que Eridu, un sitio ubicado en el sur de Irak, es la ciudad más antigua del mundo y fue creada por los dioses, escribió Zainab Bahrani, profesora de arte y arqueología del cercano oriente en la Universidad de Columbia, en su libro. “Mesopotamia: Arte y arquitectura antiguos” (Thames & Hudson, 2017).


“No se había hecho una ciudad, no se había colocado una criatura viviente. Todas las tierras eran mar ... Luego se hizo Eridu”, dice parte del mito en la traducción.

Si bien los antiguos babilonios creían que Eridu era la primera ciudad del planeta, los arqueólogos modernos no están tan seguros. El área fue excavada a mediados del siglo XX; Los arqueólogos descubrieron que los primeros artefactos y estructuras datan de hace aproximadamente 7,300 años, señaló Bahrani. Otras ciudades antiguas en Mesopotamia, como Uruk, también datan de esa época. Además, otros sitios fuera de Mesopotamia, como Catalhoyuk (ubicado en Turquía) y Jericho (ubicado en Cisjordania), datan incluso antes, hace unos 9,500 años.

DONDE SE ORIGINÓ LA CUNEIFORME

Mesopotamia dio a luz a un sistema de escritura que muchos estudiosos creen que es el más antiguo del mundo, que data de hace más de 500 años. Escrito en tabletas de arcilla, este sistema de escritura a menudo es llamado “cuneiforme” por los estudiosos de hoy en día. Los garabatos en estas tabletas a menudo se ven en forma de cuña y codifican varios idiomas diferentes que cambiaron con el tiempo, como el sumerio, el asirio y el babilónico.


La gente de Mesopotamia escribió sobre una amplia gama de temas. Estos incluyen obras de la literatura, como la “Epopeya de Gilgamesh” así como textos que tratan sobre la religión, el comercio, la ciencia, el derecho e incluso algunos que registran acertijos antiguos .

La escritura cuneiforme puede haber evolucionado a partir de tokens que tenían símbolos y, a veces, estaban envueltos en una bola de arcilla que tenía imágenes. Descifrar lo que significan las fichas dentro de las bolas de arcilla es un tema de investigación en curso .

CIENCIAS Y MATEMÁTICAS MESOPOTÁMICAS

Muchos descubrimientos científicos y matemáticos se hicieron en Mesopotamia. Por ejemplo, la evidencia más temprana de trigonometría proviene de una tableta babilónica de 3.700 años. Investigaciones recientes también revelaron que los antiguos babilonios descubrieron una forma rudimentaria de cálculo y la usaron para rastrear el movimiento de Júpiter.


Los descubrimientos matemáticos y astronómicos que hizo la gente de Mesopotamia permitieron el desarrollo de sistemas de calendario y cronometraje que todavía se usan hoy en día.

CONSTRUCCIÓN MESOPOTÁMICA

La gente de Mesopotamia también era competente en arquitectura, ingeniería y construcción. Construyeron un sistema complejo, y en constante cambio, de canales y diques para regar sus cultivos, permitiendo que los alimentos se cultiven en áreas que carecen de lluvia. Estos sistemas de riego fueron particularmente importantes en el sur de Mesopotamia, que a menudo no recibe suficiente lluvia para apoyar la agricultura.


Otro logro arquitectónico mesopotámico impresionante es la construcción de zigurats, torres elaboradas en forma de pirámide que dominaban los horizontes de muchas de las ciudades de la zona. Los zigurats parecen haber jugado un papel en los rituales religiosos. “Desde una perspectiva arquitectónica, la experiencia de escalar un zigurat fue una escalada reverencial de manera ceremonial, de detenerse y girar en ciertos lugares, un curso necesario para la procesión religiosa”, escribió Bahrani.

Un zigurat, dedicado al dios Marduk y construido por el rey de Babilonia Nabucodonosor II hace unos 2.500 años, puede haber inspirado la historia bíblica de la Torre de Babel: el rey se jactó de que había países de todo el mundo trabajando juntos para construirlo.

“Movilicé a [todos] los países en todas partes, [todos y cada] gobernante [que] había sido elevado a la fama sobre todas las personas del mundo [como uno] amado por Marduk ...” se lee en una inscripción escrita en nombre de Nabucodonosor II.

Otro logro arquitectónico impresionante fueron los Jardines Colgantes de Babilonia, aclamados como una “maravilla del mundo” por varios escritores antiguos. El filósofo griego Estrabón (vivió 63 a. C. - 24 d. C.) escribió que los jardines tenían árboles y plantas que crecían en medio de arcos abovedados y escaleras. Estrabón escribió que un sistema de bombeo permitía que el agua suba y entre en los jardines. Sin embargo, los arqueólogos no han encontrado restos de los jardines, y existe actualmente un debate sobre si realmente existieron. Una teoría es que existieron, pero en realidad estaban ubicados en la ciudad asiria de Nínive.


La Puerta de Ishtar, una de las ocho puertas de entrada que proporcionaban entrada al interior de la ciudad de Babilonia , también es considerada una obra maestra arquitectónica por los estudiosos de hoy en día. También construido por Nabucodonosor II, fue elaborada con ladrillos azules vidriados que representan filas alternadas de toros y dragones.

CULTURAS MÁS INFLUYENTES

Muchos pueblos, culturas, civilizaciones e imperios diferentes florecieron en Mesopotamia a lo largo de la historia. Ejemplos famosos incluyen a los sumerios, una sociedad que usó un lenguaje común y artefactos similares, y puede haber sido el primero en usar la escritura cuneiforme. Florecieron durante el cuarto y tercer milenio antes de Cristo, aunque rara vez estaban unidos políticamente.

Los babilonios en su apogeo, hace unos 2.500 años, controlaban un imperio que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta la frontera con Egipto. A sus científicos se les atribuye haber realizado importantes descubrimientos en matemáticas y astronomía.

Otro famoso pueblo mesopotámico fueron los asirios. En la antigüedad, formaron un poderoso imperio que se extendió por gran parte del Medio Oriente. Este grupo construyó varias ciudades famosas, incluidas Assur, Nínive y Nimrud.


Hoy en día, el pueblo mesopotámico todavía vive en Irak y Siria, aunque las guerras recientes han provocado que muchos sean asesinados u obligados a huir de sus hogares. Para empeorar las cosas el grupo terrorista ISIS (también llamado Daesh) ha saqueado o destruido muchos sitios históricos de valor incalculable.
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