El humor en la Antigua Roma 🎭

La antigua Roma era una sociedad cuyo humor era seco y cáustico, eso se debe principalmente a sus orígenes agrícolas y militares que la ciudad tuvo.
La imagen corresponde a la película "S.P.Q.R .: Hace 2.000 años y medio" de 1994
De los chistes recopilados en el Philogelos (la recopilación de chistes en lengua griega más antigua conservada. Elaborada en el Sigo IV d. C.) podemos rescatar algunos como estos:

1. Un estudiante va a la ciudad, y uno de sus amigos le pide que, por favor, le compre dos esclavos de quince años. “Con gusto”, le responde el estudiante. “Si no consigo dos de quince, te traeré uno de treinta”.

2. Un abderita viendo a un eunuco conversar con una mujer le preguntó si era su esposa. Cuando el eunuco le dijo que él no podía tener esposa, respondió: "Entonces es tu hija".


3. Uno al encontrarse con un intelectual dijo: "El esclavo que me vendiste ha muerto". "¡Por todos los dioses! –respondió–. Cuando estaba conmigo nunca hizo tal cosa".

4. Otro fue a un médico y le dijo: "Doctor, cuando me despierto, me paso media hora sin poder abrir los ojos y solo después me levanto". Y el médico le dice "Despiértate media hora más tarde".

Incluso el célebre Marco Tulio Cicerón dijo que en una ciudad como Roma, nadie se libraba de las bromas o de ser objeto de burlas y él mismo demostraría ser bastante gracioso, en una ocasión vio a su yerno Lentulus que era de baja estatura con una gran espada colgada al costado a lo que rápidamente grito - "¿Quién ha atado a mi yerno a una espada?". En otra ocasión mientras participaba de una cena, una matrona aseguraba tener 30 años, él dijo "Debe ser cierto, hace ya veinte años que la oigo decir eso".

En otra ocasión, en uno de los debates dentro del Senado el cónsul Metelo Nepote, enfrentado a Cicerón, le dijo: "Después de todo, ¿Quién es tu padre?". Con está pregunta buscaba echarle en cara el hecho de que su familia no era noble como la suya, ya que Cicerón provenía de familia provinciana.

Ante esta insinuación, que fue recurrente durante toda la sesión, la respuesta del célebre Cicerón fue más que contundente:

"Tú madre, querido Mételo, ha hecho que esa pregunta sea más difícil de contestar incluso para ti".

Y no sólo los romanos eran ingeniosos al contestar, también al poner nombres, el llamado "cognomen" o apodo se otorgaba con base en características físicas o situaciones que justificaran ese apodo, por ejemplo al noble Cicerón (Que significa "Garbanzo") Le decían así ya sea porque su familia solía cultivar eso o porque tenía una verruga en su nariz. También el nombre de "Corvus" (Que significa Cuervo) se le otorgaba a las personas extremadamente narizonas.


Muchos otros nombres que actualmente serían ofensivos eran objeto de "orgullo" para los romanos que los ostentaban, Brutus, "pesado, lento"; Burrus, "pelirrojo"; Capito, "cabezón", o Strabus, "bizco".


Nadie estaba a salvo del humor de los romanos, incluso los generales durante la celebración de sus triunfos eran ridiculizados por sus soldados, era tradición que los soldados cantaran cosas de su general durante el triunfo, y casi nunca eran cosas buenas, al gran Julio César sus soldados le cantaron durante su triunfo lo siguiente:

"Escondan a sus esposas, a sus hijas, a sus madres y esclavas que un calvo adultero llego a la ciudad".

Y también, en alusión a la supuesta relación que mantuvo César, en su juventud, con el rey Nicomedes de Bitinia:

"César subyugó a las Galias; Nicomedes a César.
Aquí tenéis triunfando a César que sometió a las Galias,
pero no triunfa Nicomedes, que sometió a César".

A otro pobre general llamado Quinto le cantaron lo siguiente:
"Quinto ama a Tais". "¿A qué Tais?". "A Tais, la tuerta". "A Tais le falta un ojo, a él los dos".


¿Por qué toleraban los generales tales "deshonras" se preguntaran? Pues es que durante su triunfo los generales eran la personificación terrenal del dios Júpiter y ese chascarrillo de los soldados les permitía recordarle a los generales que no eran dioses, que eran mortales. 

Ni siquiera los emperadores se libraban de las ocurrencias, Augusto estaba recorriendo la ciudad cuando vio a un hombre en la multitud que tenía un parecido sorprendente consigo mismo. Intrigado, preguntó: "¿Tu madre estuvo alguna vez en el servicio de los Julios?" "No, alteza", respondió, "pero mi padre sí".

El mismo Augusto también gozaba de un gran sentido del humor. Cuando el cónsul Galba, que era jorobado, le dijo que le corrigiera si tenía algo que reprocharle, Augusto le respondió que podía amonestarle, pero no "corregirle", jugando con el doble sentido del verbo corrigere, que en latín significa "corregir", pero también "enderezar o poner derecho".

Para finalizar, en las calles de la ciudad de Pompeya se encontraron grafitis en la pared que decían - Un hombre estaba enterrando a su esposa y cuando alguien le preguntó: "¿Quién descansa?", respondió: "Yo, que me he librado de ella".

🌐 Fuentes:
National Geographic
Philogelos
Bellum Gallicum
Wikipedia
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