La aventura del L59, "El Afrika Schiff" ✠

Describir al alemán Paul Emil von Lettow-Vorbeck como una espina en el costado del Imperio Británico sería subestimarlo.

A partir de 1914, el teniente coronel prusiano de 44 años lideró una banda de 1.800 soldados alemanes y 12.000 askaris en una audaz campaña guerrillera de cuatro años contra los Aliados en África Oriental: hoy en día Burundi, Ruanda y Tanzania. 

Como un maestro de la emboscada, el sabotaje y las tácticas de golpe y fuga, von Lettow-Vorbeck, también conocido como Der Löwe von Afrika o el “León de África”, nunca perdió una batalla y superó constantemente a las 300.000 tropas británicas, indias, sudafricanas, belgas y portuguesas encargadas de destruirlo.

Operando en las profundidades de la selva, la brigada de von Lettow-Vorbeck, conocida como Schutztruppe (fuerza de protección), pasó gran parte de la guerra viviendo de la tierra. Pero para 1917, necesitaban desesperadamente reabastecimiento. Para Berlín, descubrir cómo mantener esta fuerza, que mantenía a cientos de miles de tropas aliadas atrapadas en un remoto rincón del mundo, era vital para el esfuerzo de guerra alemán. Pero suministrarles equipo nuevo y municiones era todo un desafío. El control británico de los océanos Atlántico e Índico descartó el envío de material por mar. Y ningún avión tenía el alcance para llegar a la región, que estaba a más de 4.000 millas de territorio amigo. 

Debio ser en ese momento que alguien en la Oficina Imperial Colonial en Berlín se preguntó ¿Y si usamos un dirigible? 
Ruta seguida por el dirigible L-59 en sus viajes de ida y retorno. Se detallan también aquellos tramos que se efectuaron de día y noche.

▪️ UN ZEPELÍN AL RESCATE

Los dirigibles alemanas habían estado montando bombardeos en ciudades francesas desde los primeros días de la guerra. Y a partir de 1915, realizaban ataques de largo alcance contra la propia Inglaterra. ¿Podría un dirigible especialmente equipado operar desde el sur de Europa para entregar suministros a un lugar tan distante? Nunca nadie había volado una distancia tan grande, pero en teoría se podía hacer (y por eso tenía que intentarse).

El fabricante alemán Luftschiffbau Zeppelin ofreció una de sus máquinas más nuevas, la L 59, para la operación de reabastecimiento de von Lettow-Vorbeck, una misión que Berlín denominó en código China-Sache o “China Show”.

▪️ BOLETO DE IDA

El dirigible de 226 metros de largo elegido para el vuelo tenía una velocidad máxima de 64 mph y capacidad para una tripulación de 21 personas. Una radio inalámbrica a bordo, que extraía energía de los cinco motores de 240 hp de la aeronave, aseguraba que la nave estuviese en constante contacto con Alemania durante su viaje. 
Fotografía del dirigible alemán famoso por intentar una misión de reabastecimiento a larga distancia a la colonia alemana de África Oriental.

La operación de por sí era arriesgada. Para obtener la autonomía suficiente se instalaron depósitos de gas y agua adicionales. Sin embargo, todos sabían que el viaje era una travesía sin retorno. Después de completar el viaje estimado de cuatro días a la zona de aterrizaje establecida en un piso de piedra caliza en Mahenge, en la actual Tanzania, el dirigible y su tripulación quedarían definitivamente en África: no existían instalaciones para volver a inflar un dirigible de hidrógeno para el viaje a casa.

Entonces, además de las 15 toneladas de carga programadas para la entrega, el L 59 en sí tendría que ser canibalizado para beneficiar al Schutztruppe. Se decidió que todos sus componentes serían reciclados y utilizados por los hombres de von Lettow-Vorbeck. El dosel de lona del dirigible podría convertirse en carpas, su forro interno de tela se cortaría para usarse como vendas, las pasarelas de cuero servirían para hacer botas e incluso el marco de aluminio del Zeppelin se volvería a montar torres de radio.

▪️ EL DESPEGUE

El 4 de noviembre de 1917, el L 59, denominado “Das Afrika Schiff” o “El Barco de África”, partió de un aeródromo al oeste de Berlín hacia el campo de aviación en Yambol en el sureste de Bulgaria, a una distancia de casi 1.200 millas. El viaje tomó 29 horas.

Una vez ahí, el L 59 fue cargado con cajas de ametralladoras y rifles, municiones, alimentos, suministros médicos y suficientes medallas de la Cruz de Hierro para condecorar a los veteranos de la campaña de África Oriental. También fue en Yambol que el comandante de la misión, el Kapitänleutnant Ludwig Bockholt, subió a bordo.

Después de esperar varios días por un clima de vuelo favorable, el L 59 estuvo listo para despegar. Era el 21 de noviembre.

La nave inicialmente se dirigió hacia el sur hasta el Mar de Mármara, y luego atravesó la costa occidental de Turquía antes de dirigirse hacia el Mediterráneo hacia la isla de Creta. Al amanecer del 22 de noviembre, L 59 había llegado a la costa del oeste de Egipto. Habían transcurrido 24 horas desde el despegue; la aeronave todavía estaba a 2.800 millas de su destino.

Desafortunadamente para la tripulación, el viaje estaba a punto de ponerse feo.

▪️ BERLÍN, TENEMOS UN PROBLEMA

Sin el conocimiento del cuartel general, la inteligencia británica había descifrado el código naval alemán y conocía todo sobre L 59 y su atrevida misión. Se ordenó a los escuadrones de aviones patrulla del Royal Flying Corps estacionados en África que buscaran y destruyeran la aeronave alemana.

Pero los aviones enemigos eran el menor de los problemas de la tripulación. En algún lugar del centro de Egipto, uno de los cinco motores del dirigible se detuvo. La pérdida de potencia hizo que la radio de la aeronave fuera incapaz de transmitir, aunque todavía se podían recibir señales.

El calor abrasador del sol del norte de África se mezcló con las noches heladas creando violentas turbulencias. Durante la primera noche en el continente, el aire frío comprimió el hidrógeno y causó que el L 59 perdiera altitud. Al amanecer, la embarcación estaba rozando el suelo del desierto.

A medida que avanzaba el día, las temperaturas se dispararon y el L 59 volvió a ganar altitud. Pronto, el agotamiento físico, el estrés y la falta de oxígeno a gran altitud causaron estragos en la tripulación; muchos sufrieron dolores de cabeza y otros informaron alucinaciones. A pesar ésto, Bockholt ordenó que la nave siguiera adelante.

▪️ RETIRADA

Cuando la nave pasó por el punto intermedio del viaje, justo al oeste de Jartum, en Sudán, el operador inalámbrico recibió un mensaje de la base: el L 59 debía abortar la misión y regresar a Bulgaria de inmediato. A pesar de la insistencia de la tripulación de que terminen el trabajo, Bockholt ordenó obedientemente que la nave regresara.

Sin que los hombres de la L 59 lo supieran, von Lettow-Vorbeck había señalado a Berlín que la zona de aterrizaje en Mahenge estaba bajo fuego de la artillería británica y que el Schutztruppe no iba a poder darles la cobertura adecuada desde tierra. Posteriormente se supo que todo había sido una invención de los servicios secretos aliados, que de esta forma consiguieron engañar a los alemanes y frustraron el éxito de la operación.

En 48 horas, el L 59 consiguió aterrizar nuevamente en Yambol. En total, la aeronave había recorrido 4.200 millas sin escala en menos de 95 horas y todavía tenía combustible por otros dos días y medio. Aunque la misión fue en última instancia un fracaso, el vuelo en sí había batido récords de distancia y resistencia.

Pesé a no poder recibir suministros desde su patria, von Lettow-Vorbeck marchó con su ejército hacia el sur hasta la Mozambique portuguesa, nación que se había unido recientemente a la guerra contra Alemania, donde capturó fácilmente la ciudad de Ngomano. Ahí, los alemanes capturaron suficientes pertrechos para mantener al Schutztruppe abastecido en el futuro previsible. 
Fotografía de la tripulación del dirigible L-59.

▪️ FINAL

Durante el año siguiente, el pequeño ejército de von Lettow-Vorbeck atacó ciudades de Rhodesia y Mozambique, evadiendo ejércitos aliados en el camino. El Schutztruppe continuó luchando hasta finalmente rendirse en Zambia a la semana siguiente al Armisticio de 1918.

En cuanto al L 59, continuó volando misiones de bombardeo y reconocimiento en el sur de Europa y el Mediterráneo durante los próximos meses. Fue vista por última vez el 7 de abril de 1918 por un submarino alemán en superficie. Unos minutos después de pasar sobre el UB-53, en un curso hacia el oeste, el capitán del submarino observó cómo explotaba inexplicablemente la enorme aeronave. Los 21 miembros de la tripulación se perdieron, incluido Ludwig Bockholt. El L 59 estaba en camino a la base naval británica en Malta con una carga completa de bombas cuando fue destruida.
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