La Guerra de los Incas contra el Gran Chimu - Parte 2

Aseguradas las conquistas incaicas en el valle del rió Rimac y la lealtad de los señoríos de Huaura, Cuismanco, Chuquimanco e Ichma, quedaba todavía por decidir la estrategia a seguir después de tan arduas tareas de conquista. Preocupaba sobretodo al Inca y a su heredero, a cargo de la expedición, la enorme mortandad causada entre sus tropas por la resistencia en los valles costeros. Considerando que mas al norte ya no solo enfrentarían a pequeños señoríos sino a un autentico imperio, tan fuerte como ellos mismo, en pleno proceso de expansión, se hizo necesario para la nobleza quechua analizar cuidadosamente sus posibilidades.

Cierto es que hasta ese momento la estrategia incaica que combinaba la disuasión -con el despliegue de enormes ejércitos- y la diplomacia que fomentaba la división entre los pueblos -como en el caso de los Collas-, habían funcionado a la perfección. Pero los 3 años gastados únicamente en la conquista del valle de Cañete alarmaron a toda la élite cusqueña.


Volviendo a los hechos, mientras las tropas del príncipe heredero descansaban en los alrededores del Valle de Pachacamac se hicieron presentes embajadas de los señoríos de Yauyos y Huarochiri, se ubicaban estos en la zona andina de Lima, para solicitar la alianza de los quechuas y presumiblemente con esto resolver sus problemas limítrofes con la Confederación Huanca. Así mismo los habitantes del valle de Lima invitaron al príncipe a su territorio ofreciendo ademas valiosa colaboración táctica y de inteligencia para la futura incursión contra los Chimús.


"Quizás así los Lima se vengarían de sus vecinos chimús a quienes odiaban y temían, muy probablemente porque en recientes fechas estos les habían derrotado y quitado los valles mas allá del rió Chillón." - Cabello Balboa


El ejercito cusqueño todavía realizo un avance mas al norte hasta ocupar el valle de Huaral, sin invadir todavía los territorios chimú, y deteniéndose ahí. Se alcanzaba con esto los objetivos previstos para la campaña que se habia iniciado con la conquista o adhesión del señorío de Chincha. Cruzar la frontera chimú habría significado vulnerar la estrategia de campaña en lo que era muy estricto el estado mayor inca. Prueba de esta férrea disciplina fue la muerte del tío del príncipe y hermano del Inca, Capac Yupanqui -afirma Rostworoski- "por haber trasgredido las instrucciones recibidas".


En Chan-Chan mientras tanto, las noticias que llegaban al palacio de Minchancaman eran mas que alarmantes. La alianza que se habia firmado con el reino de Cuismanco en Caxamarca habia asegurado momentáneamente la frontera andina pero las conquistas quechuas en el sur habían tomado casi por sorpresa a la élite chimú. Pese a que inicialmente la resistencia de los Huarco (Cañete) habían dado esperanzas de impedir el avance cusqueño la caída de estos exigió acelerar los trabajo de construcción en los valles limítrofes de Paramonga y Pativilca.



Resultaba evidente que la campaña de la sierra, primero, y de la costa, después, apuntaban a un objetivo estratégico muy claro: conquistar del Imperio Chimú. Controlando de esa manera la sierra hasta Cajamarca y la costa hasta Huaral, se ejecuto una gigantesca y mortífera "tenaza".

En esas circunstancias el territorio de los Caxamarcas -no solo la ciudad- adquiría una importancia defensiva enorme para los chimú. Esto explica el envío de contingentes yungas hacia los territorios de su aliado en espera de un previsible ataque cusqueño.


El hecho de que la primera confrontación entre quechuas y yungas se diese en la cordillera, no puede considerarse un hecho casual o accesorio. Todo parece indicar que los estrategas cusqueños quisieron tenerla ahí, evitando tenerla en la costa que era, precisamente, el hábitat natural de los chimús.



Habiendo conocido la costa en la reciente campaña hasta Huaral, no solo les resultaba extraña, sino que para la mayoría de soldados del ejercito incaico, era un ambiente hostil. El húmedo clima costeño difería en mucho del seco clima andino. La escasez y distanciamiento de las fuentes de agua dulce, separadas por casi intransitables desiertos, contrastaba con la habitual abundancia y proximidad de los recursos en la cordillera.


Guerrear en la costa, habría significado para los estrategas incas, una torpeza inexcusable y contraproducente, como conceder ventajas a un enemigo que se estaba tratando de conquistar.


La larga marcha de mas de 1500 kilómetros desde el Cusco busco, por el contrario, atraer hacia las alturas a sus enemigos. El desplazamiento del ejercito imperial hacia Caxamarca obligo al ejercito imperial Chimú a subir 2700 metros sobre el nivel del mar para, entre otros objetivos, defender las nacientes del río Moche.


Así, Minchancaman esperaba, con el envío de refuerzos a su aliado, hacer fracasar el plan incaico mientras culminaban sus preparativos para una ofensiva por el sur.

Tupac Yupanqui mientras tanto, gracias a la labor de espionaje realizada por los Lima supo de la existencia de grandes fortificaciones en la costa: la fortaleza de Paramonga, y la gigantesca y fortificada muralla de Mayao, en el valle del Santa. Esta era una enorme muralla de adobe de 66 kilómetros de largo, con una altura promedio de 3 metros, en la que estaban apostadas 14 guarniciones o fuertes militares.



En este punto, con ambas naciones aprestadas para la guerra, señalan los cronistas que desde el Cusco el Inca Pachacutec envío una embajada ante el Chimú Capac Minchancaman conminándolo a someterse a su autoridad la respuesta del rey Chimú fue “que los esperaba con las armas en la mano para morir en defensa de su patria, leyes y costumbres y que no quería nuevos dioses” (Julio R. Villanueva Sotomayor), conocedor de esta respuesta el Inca ordeno a su hijo dar inicio a la guerra.
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