La Guerra de los Incas contra el Gran Chimú - Parte 4

Iniciadas las hostilidades fueron los chimus quienes hicieron el primer movimiento intentando ocupar mejores posiciones defensivas mas al sur de sus fronteras en el valle de Pativilca, así pues, el general Querrotumi avanzo con su tropas hacia los valles de Chancay y Carabayllo con la esperanza de sorprender al ejercito incaico. Sin embargo, el auqui (principe) Tupac Yupanqui ya tenia 30,000 hombres avanzando en apoyo de los chancay, sus aliados, lo que obligo a las tropas chimú a replegarse hacia la fortaleza de Paramonga donde esperarían el asalto quechua, era aproximadamente el año 1462.
La fortaleza de Paramonga representaba el primer escollo para los ejércitos quechuas, fue aquí donde los chimus lucharon encarnizadamente, sin tener la más mínima intención de ceder ante el poder Inca. Luego de medir fuerzas en los primeros asaltos la victoria temporal fue para los hombres de Querrotumi. Ante esto Tupac Yupanqui pide refuerzos a Pachacutec; la llegada posterior de 20,000 hombres adicionales ademas de otros miles aportados por los antiguos enemigos de los chimus (Cuismanco y Chuquismanco), reforzando a las tropas incas, dieron un giro a la situación que obligó a los chimus a retirarse de este valle hacia Huarmey.

En este punto el Chimú Capac Minchan Caman debió sentirse alarmado por la derrota de sus tropas en Paramonga y sobretodo por lo que ocurría en las tierras de su aliado el cuismanco Caxamarca, donde las tropas aliadas se veían cada vez mas en inferioridad ante las tropas incaicas y retrocedían hacia la capital, la ciudad de Caxamarca.

Así, inversamente a lo que hubiera ocurrido en la costa, cuando en el territorio de Caxamarca llegó el momento del enfrentamiento, los costeños, es decir, la mayoría de quienes defendían sus posiciones, lo hacían en terreno y clima que les eran extraños. Y los invasores, en cambio, estaban en un hábitat que les resultaba muy familiar.


Los estrategas quechuas, pues, no sólo no concedieron ninguna ventaja táctica ni estratégica, sino que, hábilmente, obligaron a sus adversarios a sacrificar las suyas.


El valle del Santa y la muralla de Mayao


Las enormes bajas de los chimú en la batalla de Paramonga harían que estos se replieguen hasta Huarmey. Pero el incansable Tupac Yupanqui, los empujó hasta Casma, y de Casma no dejó de refocilarse con las pequeñas escaramuzas que ofrecían los chimú sino hasta sofocarlos y hacerlos huir hacia el valle de los pescadores de Santa, donde se encontraba, según Larco Hoyle, la muralla más importante de todo el territorio peruano, habitada por una raza pura de belicosos y astutos lugareños, quienes lucharían no por aferrarse a sus placeres mundanos, ni por rendirle tributo al soberano Minchan Caman, sino más bien por amor a su hermosa tierra, a su río y a sus playas, quedando registrados en la historia y las tradiciones como los heroicos guerreros Mayao.


Mayao puede significar dos cosas, río o muerte, traducido al quechua o al aymara respectivamente, cuestiones aún no esclarecidas por la historia. Pero partiendo del misterio de su etimología podemos estar seguros del caudaloso río de muerte que produjo su confrontación contra los incas que ni el mismo Tupac Yupanqui la hubiera imaginado.

Con cerca de 14 guarniciones o fuertes militares los aguardaron dentro de la Gran Muralla Santa, (otrora construida y habitada por los mochicas). Dicha muralla contaba con más de 65 kilómetros de largo aprox. y una altura estimada de 3 metros, la cual en toda su extensión estaba custodiada por 50 fortalezas.


Minchan Caman había ordenado llevar a los mejores hombres de todo su imperio a la Gran Muralla, lugar que consideraba como su último baluarte y bastión de protección. Llegado el día, en que los pescadores usaron sus lanzas de caza como lanzas de guerra y sus redes de pescar como genuinas trampas para generar la confusión al enemigo, la contingencia de ambos cuerpos se haría una sola a la larga espera de una victoria. Cuenta Garzilaso que “resistieron muchos días la pujanza de sus contrarios; sin reconocerles ventaja, hicieron tan buenos hechos, que ganaron honra y fama de sus propios enemigos”.


Durante la batalla, el valle populoso de Santa demostró no sólo ser un pueblo de pescadores, sino, parafraseando a Cieza de León, una tierra de “grandes capitanes y señores naturales”, los cuales luchando con pasión y empeño obligaron que el Auqui Yupanqui pidiera nuevamente refuerzos del Sapa Inca, nada más y nada menos que de otros 20 mil hombres.


La resistencia ofrecida por los habitantes del valle y por los refuerzos enviados desde Chan Chan hicieron surgir esperanzas de victoria en el Chimú Capac, tan es así que manifestó a sus hombres que si la resistencia se alargaba mas tiempo los invasores quedarían agotados al pelear en un territorio tan ajeno al suyo.


Sin embargo, para desazón del líder chimú, los soldados quechuas persistían en su asedio, esto, y la llegada de los refuerzos enviados desde el Cusco echaron por tierra las esperanzas de victoria. De esta manera, el príncipe Inca, con la supremacía cuantitativa, al fin logró, a muy duras penas, tomar posesión del valle de los más aguerridos guerreros chimú, no quedándole mas remedio a los defensores que retirarse a la capital.


Fuentes:

Alfonso Klauer: El Condor Herido de Muerte
Garzilaso de la Vega: Comentarios Reales
Share:

Nuestras Redes

FacebookInstagramTwitterRSS Feed

+Populares