1940 Alemania ataca el occidente - Parte 4

LA MULETA DEL TORERO - PARTE 4

Las Divisiones Panzer se lanzan al ataque desde las riberas del Mosa mientras los franceses tratan de establecer inútilmente lineas de contención, hacen su aparición las poderosas divisiones acorazadas francesas pero...

Concentración para la ruptura del frente

La mañana del día 14 los alemanes habían conseguido establecer en la orilla izquierda del Mosa tres cabezas de puente de distinta consistencia. Entonces comenzó la fase de consolidación y de concentración de las fuerzas para la operación de ruptura, que les permitirla irrumpir en la gran llanura francesa que se extendía ante ellos. 

Era evidente que a los alemanes se les ofrecían las mejores posibilidades en Sedán y que los franceses, en cambio, corrían los mayores peligros. Como se ha visto anteriormente, Guderian había atacado en la zona de enlace entre los Ejércitos 2 y 9 franceses. Las desgraciadas divisiones de reservistas de Grandsard debían cubrir el flanco septentrional del Ejército 2 de Huntziger, pero fueron destrozadas. Y en el curso de aquel día comenzó a abrirse una peligrosa brecha entre los dos Ejércitos.

Panzer cruzando el Mosa sobre un puente de campaña
A la 1.30 Grandsard ordenó que al amanecer dos batallones de carros y dos regimientos de infantería efectuasen un contraataque contra la cabeza de puente de Guderian. pero la operación no pudo comenzarse hasta las 7, y aun entonces sólo estaba preparada la mitad de las fuerzas destinadas a realizarla. La cabeza de puente alemana se hallaba todavía débilmente apoyada por carros de combate, pero cuando los franceses estuvieron al fin preparados para entrar en acción, Guderian había conseguido llevar a la otra orilla su primera brigada acorazada, y la segunda la seguía a escasa distancia. A las 8,30 un batallón de carros de combate de Grandsard, que estaba contraatacando, fue a su vez atacado por el flanco, y en el curso de un breve pero enconado encuentro perdió la mitad de sus carros.

Carro francés, CharB, destruido por la artillería francesa
Por consiguiente, el primer esfuerzo francés había fallado, y con ello se desvaneció la última ocasión favorable para rechazar a los alemanes. Por la tarde. Guderian completó el aniquilamiento de las Divisiones 55 y 71 y pasó a la otra orilla del Mosa casi todos los vehículos de la la y 2da Panzerdivisionen. A continuación les dio la orden de «cambiar de dirección con todas las fuerzas disponibles, atravesar el canal de las Ardenas y dirigirse hacia el Oeste para romper las defensas francesas». Después de haberse abierto paso en el flanco del Ejército 2 de Huntziger, Guderian efectuó una conversión para destrozar el Ejército 9 de Corap.

Bombarderos franceses en trabajo de bombardeo sobre el Mosa
Durante todo el día 14, unos 200 bombarderos aliados atacaron sin cesar el importantísimo puente flotante que Guderian hizo tender en el Mosa. Pero la empresa fracasó, perdiendo además los aliados 85 aviones. Así el número de carros de combate era cada vez mayor en la cabeza de puente. Mientras tanto, estaba a punto de entrar en combate la primera de las reservas estratégicas francesas; en efecto, la División Acorazada 3 había llegado al fin, poniéndose a disposición de Huntziger. Según las palabras de un historiador francés, se trataba de «una magnífica unidad. Llegó animada de un excelente espíritu combativo, ansiosa de enfrentarse con el enemigo». Y en aquel momento, después de la audaz conversión de 90° hacia el Oeste que efectuó Guderian. los alemanes exponían a dicha división un flanco vulnerable y... prometedor. Pero, como sucedió siempre que los franceses intentaron hacer algo en el transcurso de aquellos días desesperados, la ocasión favorable fue desperdiciada por una organización que se empeñaba en actuar al lento ritmo de la primera Guerra Mundial. Las órdenes llegaron demasiado tarde, y el abastecimiento de carburante hizo perder mucho tiempo. Cuando, finalmente, la división alcanzó las posiciones de partida, se revocaron las órdenes relativas a un ataque concentrado sobre Sedán.

La 3era división francesa rumbo al frente de batalla

Aquella soberbia y poderosa unidad mecanizada, una de las más importantes piezas del dispositivo aliado, recibió, por el contrario, la orden de «atrincherarse» en posiciones estáticas. y sus carros de combate quedan dispersos a lo largo de un frente de casi 20 km. Aquel día no se realizó, pues, ningún contraataque en el sector de Sedán, y Guderian pudo efectuar su maniobra sin verse molestado.

Un desastre parecido se produjo en Dinant, frente a la débil cabeza de puente de Rommel. El 12 de mayo, la División Acorazada I francesa fue transportada por ferrocarril a Charleroi con la orden de estar preparada para avanzar sobre Dinant. Pero, según escribió el coronel Bardies, «tardó mucho tiempo en alcanzar su posición inicial, ya que las carreteras estaban llenas de fugitivos. El carburante escaseaba. Y como aquel día no habría podido combatir, el comandante decidió detener la marcha». Finalmente, el mismo Corap decidió esperar la llegada de la División 4 de Infantería del norte de África antes de emprender el contraataque. Mientras tanto, y siempre según los absurdos criterios de 1918, decidió que el Ejército 9 desarrollase una acción de «contención». El consiguiente retraso que se produjo era precisamente lo que Rommel necesitaba para ultimar las operaciones del paso del rio: así, pues, también sus carros de combate atravesaron el Mosa, permitiéndole alcanzar, antes de que se hiciera de noche, el centro de Onhaye, situado a unos 7 kilómetros al oeste del río.

Rommel con su equipo de mando tratando de ubicarse en la llanura francesa
En las últimas horas del 14 de mayo, Corap y Huntziger, cada uno por su cuenta, tomaron una decisión fatal. Puesto que su ala izquierda había sido destrozada, Huntziger se- vio obligado a replegarse inmediatamente. Pero ¿en qué dirección debía hacerlo? Si escogía una, dejaría libre el camino de París; si escogía la otra, dejaría al descubierto el flanco septentrional de la linea Maginot. Entonces telefoneó al general Georges para pedirle instrucciones. De momento no obtuvo ninguna respuesta; pero a última hora recibió la siguiente y sibilina orden: «Haced lo que mejor podáis». Por iniciativa propia decidió entonces retroceder, efectuando una conversión sobre la linea Maginot y dejando de este modo un hueco de unos 16 km entre él y Corap. En la jornada del 14 la Luftwaffe dedicó toda su atención a machacar el Ejército 9: el puesto de mando fue varias veces alcanzado, las comunicaciones interrumpidas y la artillería paralizada a consecuencia de las incursiones a baja altura de los aparatos Messerschmitt que causaban verdaderos estragos. Mientras tanto, Guderian estaba penetrando profundamente por su flanco derecho. Pero, al parecer, lo que más desmoralizó a Corap fue la ampliación de la bolsa de Rommel en Dinant. A las dos del día 15 de mayo informó a Billote, comandante del Grupo de Ejércitos, que sus fuerzas se estaban retirando en todo el frente y que se proponía abandonar la línea del Mosa para establecerse en una «linea de detención» que se extendía entre Rocroi y Signyl'Abbaye. Billotte ratificó la orden. Pero en realidad, como afirma el coronel Bardies, esta línea «existía tan solo en el mapa». Se hallaba totalmente desguarnecida. Y el Cuerpo de Ejército XII. que iba a retirarse a la derecha de Corap, era una unidad de fortaleza; una gran unidad, no cabe duda, pero de ningún modo adecuada para combatir en campo abierto.

Los alemanes se lanzan por la brecha

Las decisiones que tomaron Huntziger y Corap abrieron el camino a los alemanes: el 15 de mayo fue el día en que el grueso de las fuerzas acorazadas alemanas irrumpió hacia el interior de Francia. Frente a la cabeza de puente de Rommel en Dinant, la «línea de detención»* fijada por Corap -y donde con demasiado optimismo esperaba detener al enemigo- pasaba a través de Philippeville, sólo a 25 km al oeste del Mosa. Pero en sus órdenes para el día 15 Rommel que ya había reunido casi toda su división dentro de la cabeza de puente y estaba dispuesto a atacar, indicó un objetivo situado a unos 1 3 km más allá de Philippeville; su intención era «descargar un golpe decisivo y directo para alcanzar el objetivo de un solo salto». Una vez más (a pesar de que el día anterior su carro de combate había sido alcanzado dos veces), Rommel decidió participar personalmente en la acción, uniéndose al regimiento acorazado que encabezaba el ataque.

En las primeras horas de la mañana los carros de Rommel establecieron contacto con la División Acorazada 1 francesa. Ésta apenas había terminado las operaciones de abastecimiento y su comandante, el general Bruneau, esperaba aun que alguien le dijese lo que tenía que hacer. Mientras tanto, previendo una retirada en lugar de la contraofensiva proyectada, tomó la precaución, por su propia iniciativa, de retirar la artillería divisionaria. que acababa de llegar. Pero he aquí que de improviso, su unidad, todavía inmóvil, se encontró entre las fuerzas de Rommel que avanzaban por el Sur y la 5ta Panzerdivision que lo hacía por el Norte. En Flavion tuvo lugar un duro encuentro, que según informes de fuente francesa costó a los alemanes unos 100 carros de combate.
Pero lo cierto es que la división francesa fue diezmada.

Blindado francés puesto fuera de combate
Rommel refiere en sus impresiones de aquellos días que su regimiento «avanzó en columna a través de los bosques, en dirección a Philippeville, pasando junto a camiones y vehículos de todas clases pertenecientes a tina deshecha unidad francesa. cuyos hombres, probablemente diezmados por el castigo de nuestros bombarderos en picado, se habían refugiado precipitadamente en los bosques al acercarse los carros de combate alemanes la existencia de grandes cráteres en el suelo, producidos por las bombas, a menudo nos obligaba a efectuar largos rodeos en pleno bosque. A unos 5 km al noroeste de Philippeville se produjo un breve intercambio de disparos con elementos franceses, que ocupaban las colinas y los bosques que se extienden al sur de la población. Nuestros carros respondieron al fuego sin detenerse, girando sus tórretas hacia la izquierda, y en poco tiempo el enemigo fue reducido al silencio. De vez en cuando, cañones contracarro, carros de combate y vehículos blindados saltaban por el aire. A medida que pasaba el tiempo aumentaban los indicios que anunciaban un desastre de grandes proporciones para los Aliados: centenares de motoristas franceses salían de los matorrales y, junto con sus oficiales, deponían las armas... Algunos de los oficiales se nos acercaron y. entre otras muchas peticiones, solicitaron mi permiso para retener con ellos a sus asistentes y poder retirar a Philippeville los sacos que contenían sus efectos personales.»

Cuando aquella noche los restos de la División Acorazada I de Bruneau se alejaron, con dificultad del campo de batalla, la unidad francesa había quedado reducida a 17 carros de combate. Y era precisamente la única división francesa que habría podido detener el avance de Rommel.

Mientras tanto, la infantería del Cuerpo de Ejército XI de Corap que se estaba retirando a la linea de frontera que había dejado cinco días antes para dirigirse al Mosa, era presa del caos. Síntoma elocuente de este estado de indescriptible confusión es un hecho que parece increíble: las tropas no consiguieron abrir las puertas de acceso a las casamatas de frontera ¡porque los técnicos que tenían las llaves a su cargo habían «desaparecido»!. De todas formas, al anochecer del día 15 la «línea de detención» ordenada por Corap ya no tenía la menor importancia, pues Rommel la había roto de un solo salto, alcanzando y superando el objetivo que se había propuesto. Mirando hacia el Este, desde lo alto de una colina, observó que «hasta donde podía alcanzar la vista, se veían ascender hacia el cielo grandes columnas de polvo, que constituían la confirmación de que ya había comenzado el avance de la 7ma Panzerdivisión por el territorio enemigo conquistado».

En el otro extremo del frente mandado por Kleist, Guderian tuvo una actuación menos espectacular. Preocupado especialmente por consolidar el llanto de la brecha abierta en las lineas enemigas, a fin de protegerlo de un eventual contraataque de Huntziger. se vio obligado a sostener algunos duros encuentros por la posesión de las alturas en torno a Slonne, las cuales, en el curso de un solo día. pasaron varias veces de unas manos a otras. En este lugar, como le había sucedido ya a la División Acorazada l francesa, la División 3 de Brocard no estaba todavía preparada para realizar un contraataque ordenado, y en el transcurso de los dos días siguientes fue destrozada por los carros de combate de Guderian.

Guderian con su unidad de inteligencia
Fue en el centro del dispositivo alemán donde quizá se produjeron los acontecimientos más importantes del día 15. En este sector, el Panzerkorps de Reinhardt estaba embotellado, desde el día 12, en su improvisada cabeza de puente de Monthcrmé. A pesar de los terribles bombardeos de la Luftwaffe. el Cuerpo de Ejército XII de Corap había conseguido, gracias a una heroica defensa, «tener en jaque a Reinhardt durante tres días». Pero como esta gran unidad francesa había sufrido pérdidas muy elevadas, sobre todo en sus medios de transporte, cuando Corap ordenó el repliegue a la «linea de detención» la maniobra se transformó en una fuga desordenada. A las 7,30 los carros de combate de Reinhardt salieron de la bolsa pisando los talones a la retaguardia del citado Cuerpo de Ejército XII intentando recuperar el tiempo perdido, antes de la tarde sus vanguardias llegaron a Montcornet. situado nada menos que a 60 km al oeste del Mosa. Este avance significó que el Cuerpo de Ejército de Corap había dejado de existir, y marcó también el destino del Ejército 9, puesto que Montcornet se encontraba tan sólo a 18 km al sureste de Vervins, donde Corap había establecido el puesto de manda Con esta ruptura del frente los alemanes habían avanzado a sus espaldas. Aquella misma noche Corap fue relevado del mando de las escasas tropas que le quedaban; los restos del Ejército 9 se confiaron al general Giraud. que ya era comandante del Ejército 7. con el que precisamente tenia que reconstruirse el destrozado ejército de Corap. en aquellos momentos reducido a fragmentos. Corap escribió: «Me fui a las cuatro del día 16, profundamente atormentado».

Desde Dinant al punto en que el Ejército 9 había marchado antes con el Ejército 2 de Huntziger, los alemanes habían abierto en las defensas francesas una brecha de más de 70 km.
Situación del frente occidental el 16 de mayo de 1940

- Alistair Horne (Asi fue la Segunda Guerra Mundial)
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